viernes, 23 de diciembre de 2011

Para siempre nunca.

Poco a poco dejó de ver el universo en su mirada para perderse siempre en el negro de sus pupilas. Los juegos ya no eran para buscarse las cosquillas sino para desatar toda la rabia contenida. Todas las bofetadas con sabor a caricias excesivas.Las discusiones dieron paso a los silencios. Los silencios se llevaron los orgasmos de la mano y ya ni eso mantenía sus cuerpos unidos. La una lloraba a escondidas las cosas que añoraba, el otro huía de las lágrimas que ya le ahogaban. No eran más que las paredes ruinosas de algo sin tejado. Ella medía su afecto con cuentagotas para no llevarse a cambio un chiste malo. Él cambiaba sus horarios para tener que pasar menos tiempo a solas. Se fueron alejando mientras seguían sentados cada tarde en el mismo sofá del salón. Se miraban y los dos callaban lo que ambos sabían. Ya no había declaraciones estúpidas en post-its con el café, ni tardes en las que gritar obscenidades por el balcón. Las noches blancas eran solo para ella, ahora ahogaba sus suspiros con sus sordos ronquidos. Nadie se atrevía a dar el paso definitivo que les pusiese en direcciones opuestas. Ella se sentía diminuta y culpable por ansiar más. Él olvidaba que alguna vez tuvo sentimientos.Los gusanos del tiempo devoraban sin remedio el cadáver del amor. Y así siguió creciéndoles por encima el moho. Ella insomne y él golpeando el despertador.




Female.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Yo también te quiero.

- Sí, quiero casarme contigo (...)

(Te detesto. Es una verdad simple y directa: no me gustas. Tu presencia me perturba, tu existencia me agota. El sonido de tu voz es un chirriante graznido que me revuelve el intestino y me provoca naúseas. Sentirte cerca me hace imaginar millones de muertes lentas y dolorosas para escapar de ti. No te odio porque no te tengo en tan alta estima. Eres grotesca y repugnante. Me molestan hasta la saciedad las aletas de tu nariz, hinchándose desmesuradas cuando respiras. El bamboleo incesante de tus brazos huesudos, color azufre, retuerce mi hígado y me hace querer ahogarme en mi propia bilis. Apestas. No me gustaría que te murieras para no observar como hay quien llora tu muerte. Te desprecio hasta tal punto que me asfixiaría para no compartir tu aire. El vello espeso de tus piernas como pequeñas hebras de alambre de espino hace que mis corneas se desprendan. Tus palabras encienden mi combustión espontánea.Si sintiese el más mínimo aprecio algún día por ti me arrancaría el cerebro a mordiscos. Das asco y pena, a partes iguales)


- Claro, cariño, ponme dos terrones de azúcar.


Female.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Hablo de ti, Soledad.

Soledad era una mujer con los ojos húmedos y los labios secos. Estaba enamorada de la Luna de madrugada y no había nada en el mundo que le diese más miedo que su reflejo anónimo en el espejo. Era un ser tremendamente inútil,lloraba dos veces al día y suspiraba cinco al minuto. Antes contaba cuentos a los adultos y versos a los niños, ahora; vestida de plañidera cuenta sus penas a oídos cansados que ya están sordos. Se le fueron cayendo los besos y las sonrisas como a un árbol en otoño y se quedó desnuda mientras el frío abrazaba su tronco.La luz del alba que bañaba su cuerpo cambió de alojamiento y su llama se apagó justo a principios del invierno. Los cinco años de su ternura le pesan como toneladas de arena sobre los ojos. La jaula que nunca quiso ahora tiene tres cerrojos, el mundo fuera de sus sábanas ya no le parece un territorio a explorar, tierra de hadas. Se cortó ella misma sus alas por miedo a la caída. Todo le asusta, está perdida. Se está perdiendo y no hay salida. La que un día era dama de la libertad, quiere cadenas que sujeten sus ataques. Quiere que la quieran, quiere que la amen. Llenarse de algo, llenar a alguien. Antes la llamaban Alma, ahora la llaman Soledad pero ella ya no escucha. Y camina por sus pesadillas, sola, taciturna. Una de tantas, historias de Soledad.


Female.

jueves, 8 de diciembre de 2011

La chica más fea de la ciudad.

Recoge las cadenas del monstruo que duerme bajo tu máscara. Libre albedrío para todos los borrachos de miércoles, caminan hacia las consecuencias de la mano de Baco y la madre de un drogadicto. Llantos que huelen a vodka y putas que no consiguen clientes por mucho que se desnuden. Regresan a casa apestando a fracaso y vómito. Quítate despacio la cara de plástico y mírate al espejo: las imperfecciones como cráteres taciturnos van devorando tu belleza marchita y no hay alcohol que desinfecte tus heridas. Nunca ha sido guapa, ni aunque lo vendiese más barato que todas sus hermanas. De pequeña mamá te aviso de que jamás serías la chica más bonita de la ciudad pero tú estabas igual de enferma y creíste que el tiempo te daría la razón. Te mirabas al espejo diseñando tu futuro cuerpo en mármol y maquillaje. Los escotes cada vez más bajos y las faldas más cortas para vanagloriarte de las miradas que jamás te vieron. Pero siempre regresas a casa dejando un vacío imperceptible en los que esta noche duermen completos. Has rebajado tanto tu precio que ya ni cobras. Mendigando roces y palabras de atención. La reina de la noche con su corona de espinas. Vives debajo de un andamio y ya no consigues ni un triste piropo. Te metes en la cama y suspiras, yo también quiero que se masturben pensando en mí.

La niña que quería ser mariposa y se convirtió en el gusano de cualquier capullo.


Female.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Cuentos para Álex y Max.

La niña que no quería usar zapatos.



Milena tenía siete años, los ojos color del cielo de invierno y el pelo como una escarola mustia. Era casi tan alta como la encimera de su cocina y pesaba más o menos lo mismo que dos perros como el de la vecina. Su mamá siempre le decía que era una niña tremendamente lista y eso hacía que las pecas de Milena se curvasen en una sonrisa tan larga como la línea del horizonte. Nuestra pequeña protagonista nació en un lugar dónde nadie usaba jamás zapatos. Allí lo natural era caminar descalzo día tras día: sentir la hierba mojada entre los deditos de los pies, quemarse con la arena caliente del verano y disfrutar de las esponjosas mantas. Quizás por eso Milena tenía unos pies sensibles y curtidos, acostumbrados a ser casi como unas segundas manos con las que veía incluso mejor que con sus ojos. Disfrutaba mucho cuando antes de dormir, su papá masajeaba sus empeines y estremecía las plantas con cosquillas.
Una tarde de invierno llegaron a casa unos hombres que jamás había visto antes. Se fijó en sus pies y en sus caras, adivinando en segida que aquella cosa que los contenía debía de hacerles un daño realmente terrible para que luciesen unas muecas tan avinagradas. Aquellos hombres tenían una voz fuerte que recordaba al sonido de los tenedores arañando los últimos restos de comida del plato, chirriantes y fríos. No le gustaba el modo en que los miraban, como las avispas antes de abalanzarse sobre ellos. Hablaban en un idioma que ella desconocía pero a papá y a mamá parecían no gustarles sus palabras. Su madre tomó muy fuerte la manita de Milena y la ayudó a recoger algunas cosas de su cuarto. Mientras caminaban delante de aquellos hombres que tanto miedo le inspiraban a ella, su madre le fué explicando algunas cosas: debían marcharse, su casa ya no era un lugar seguro, tendrían que irse a vivir a la ciudad.
Dos pilla-pillas entre el Sol y la Luna duró el viaje de la familia. Estaban rodeados de sus vecinos en un vagón oxidado que hacía un ruido atronador y convertía los sueños en pesadillas. Cuando llegaron, el paisaje que la mirada gris de Milena se encontró le resultó escalofriante: su visión estaba continuamente cortada por gigantes de ladrillos y ojos vidriosos, el humo le picaba en la nariz y el asfalto hacía heridas en sus descalzos piesecitos. Milena deseaba de todo corazón volver a su casa y curarse los rasguños con el agua clara de la fuente del patio. Ella no se conformaba con aquellos aparatos para los pies y se negaba a abandonar el frío suelo de baldosa de su nueva casa. En aquel apartamento, que estaba montado a hombros de muchos otros, vivían con ellos otras tres familias del pueblo; pero en lugar de disfrutar de su vida en común ahora todos estaban silenciosos y compungidos, demasiado atareados en cualquier cosa como para chapotear en los charcos que regaban el baño cada vez que alguien se lavaba.
Todo aquello tenía a la pequeña muy entristecida y sus pecas se marchitaban con la ausencia de Sol en sus mejillas.
Cuando la semana tocaba a su fin, mamá decidió que ya era hora de que la niña saliese y conociese su nueva ciudad. Allí todas las personas caminaban deprisa y miraban al vacío; nuestra Milena, lista como era, supuso en seguida que se debía a que aquellos "zapatos" (según papá le explicó) que la gente usaba para protegerse del cortante suelo debían de apretarles mucho y por eso necesitaban llegar a su destino lo antes posible para poder desprenderse de ellos. La niña que era tan buena como el estofado de su abuela, trataba de explicarles a todos que debían levantar todas las piedras sucias que estaban pegadas a la hierba y que tanto daño les hacían. Pero aquellas personas parecían estar también sordas, ella dedujo prontamente que se debía a los ruidos estridentes que todas las cosas provocaban. Se acordó, entonces, de aquel día que se quedó encerrada en el corral de las gallinas y lo mal que le sentó todo aquél revoloteo. Probó a escribir en uno de aquellos enormes muros de piedra su consejo para que los hombres y las mujeres del lugar no tuviesen que esforzar su oído demasiado, pero un tipo de aspecto fiero como un oso la riño enormemente y la acusó de algo así como "banderismo". Milena estaba tremendamente confusa, ella no sabía nada de banderas. Así que se fue a casa corriendo tan rápido como los guepardos y le contó a sus padres lo sucedido. Mamá y papá se sentaron junto a la niña y le explicaron pacientes y tiernos que en aquel nuevo hogar las cosas funcionaban de manera muy diferente. Aquellas personas se habían olvidado del tacto de los guijarros húmedos y del tierno calor del sol de otoño, vivían en un sitio dónde era necesario caminar mucho y muy deprisa todo el tiempo, lo que los obligaba a cubrirse los pies para no desgastarlos. Tenían los oídos entumecidos y por eso hablaban siempre a gritos. No quedaban flores ni plantas (salvo en pequeños recintos) porque las chimeneas habían atrofiado sus olfatos. Y aquel color sucio y aburrido ya no les importaba porque sus ojos se habían relegado a mirar para no ver. Milena se puso tan triste por todas aquellas personas que lloró tanto como para llenar tres depósitos de agua de la ducha. Enfadada tiró sus zapatos por la ventana y salió corriendo a la acera. La niña se hizo de viento y alcanzó tal velocidad que sus pecas se le iban quedando atrás, aunque sus piernas flaqueaban por el dolor de sus pies, aceleraba el ritmo para salir volando de allí. Iba tan aprisa que a su paso desprendía la acera y con su risa apagaba los semáforos y las alarmas de los coches. Alcanzó tal velocidad, que se esfumó. Y ahí donde ella desapareció se produjo un tremendo estallido de luces y colores que obligó a todos los habitantes de la ciudad a levantar su vista al cielo, cosa que hacía mucho tiempo que ninguno realizaba. En aquel preciso momento, un niño pequeño arrojó sus zapatos fuera del carricoche y una anciana escuchó el trinar de su canario con deleite. No fue mucho lo que cambió aquella tarde en la ciudad, pero toda la vida de la niña roció tiernamente las cabezas de los presentes y casi sin querer, ese día caminaron mucho más despacio e incluso esbozaron alguna sonrisa.


Female.

La muerta.

Todos están demasiado lejos: a mi lado, en la cocina, a kilómetros de aquí... Demasiado lejos. Nadie pone su mano sobre mi frente para absolverme de todos mis demonios. Nadie lee en los lunares de mi cuello un mapa de vientos y tempestades. Soy la única habitante de esta ciudad sin nombre, no tengo patria mas estoy limitada por duras fronteras. Excluida por inercia de todo ser humano, hasta sus huellas se borran en la arena. Tómame entre tus brazos y escucha el leve batir de mi corazón. Enjuaga mi frente ardiendo de fiebre y dame de comer palabras con agua y azúcar. Quédate a velar mi sueño esta noche y cerciórate de que las corrientes ajenas no apaguen la llama de mi respiración. No sirvo para nada. Acarréame como una carga en tu espalda pero mírame como si fuera de humo. Tócame como si deseases comprobar que soy materia y no sueño. Duérmete a mi lado con el arrullo incansable de mi pecho. Estoy enferma. Soy como un reloj que siempre avanza en sentido opuesto. Llevo una maleta cargada de lluvia y una postal sin destinatario. No soy Pandora porque no tengo caja más allá de la que me contiene. Soy un acertijo con una pista en cada beso. Estoy delirando, los virus danzan en torno a mi vientre y se conmueven con el calor de mi piel. Tengo frío. El mundo ahí fuera me llama pero yo no quiero dejar la cama. Quiero palidecer de hambre y miedo mientras tú me lloras. Quiero que compres flores y te escondas en el baño para secar tus lágrimas antes de entrar en mi cuarto. Me muero. No puedes saberlo. Quiéreme, que no nos queda tiempo.



Female.

viernes, 25 de noviembre de 2011

La segunda mentira.

Demasiado cortas las horas de risa, demasiado largos los velos que lleva Sofía. ¿Cuántos botones arrancó mi mano de tu camisa? ¿Cuántas mentiras se escurren de tu boca cada día? Poco queda de la inocencia de aquella niña a la que su madre vendió en la India. Menos aún de todas las promesas electorales tres años después del gran día. ¿Qué fue de la inteligencia de la sociedad? ¿Qué fue del miedo a la oscuridad? ¿Dónde habrán ido a parar la justicia y el Gato con botas? Supongo que con la madurez dejamos de creer en esa clase de cosas. Muchas las vueltas que ha dado la noria, más las matanzas a lo largo de la historia. ¿Qué necesitamos para despertar del letargo? ¿Un beso de amor, más disparos?
Tantas lágrimas recorriendo mejillas, tantas ratas en las alcantarillas.
No nos queda voz pero nos sobra aburrimiento. No hay pollo para el arroz ni tu abrazo para este momento ¿Qué ha sido de la paz y los cuentos? No hay un Adios sin un lo siento. No hay una canción que no se vuelva tormento. Me falta tiempo para tanto reloj. Perdí la llave de la razón, y de tu corazón. La fé se la quedó toda Dios. El verde se mezcló con el marrón y se hizo consuelo; y la luz de la habitación prendió en llamas tu cuerpo. Días clónicos: espejos rotos y bragas sucias, pintores locos y sus putas. Puntos suicidas que terminan con oraciones. Ha llegado el último día de mis vacaciones.
Hasta nunca, hasta siempre. Lo siente.



Female.

martes, 22 de noviembre de 2011

Soldiers, go home.

Nos llamaron héroes, nos colmaron de alabanzas al honor y medallas en nuestra chaqueta. Jóvenes como éramos, aceptamos morir en su guerra.
Borraron lás lágrimas que nuestras madres dejaron correr por sus mejillas el día de la partida y nos pintaron de la sangre de nuestros compañeros. Dejamos de lado la carpintería, el grupo de rock y el derecho para convertirnos en asesinos con gloria y sin conciencia. Recuerdo cuando de niños Charly y yo jugábamos a los soldados en el jardín, no puedo olvidar la cara que puso cuando no erán los muñecos de plástico sino su cuerpo el que se derretía. Nadie nos contó jamás por qué éramos enviados a perecer a aquél lugar extraño, solo hablaban de himnos y banderas, banderas que servían para cubrir los cadáveres de los caídos cuyos últimos himnos siempre eran aullidos. Y la cordura fue perdiendo forma para ganar mecanicidad en nuestras acciones. El rostro de los que nos esperaban en casa no era más que una máscara cansada y olvidada a causa de un odio irracional que nos suministraban con las comidas, tres veces al día. Hubo una mañana en la que al despertarme no supe discernir si seguía o no en la pesadilla. Esa misma tarde, perdí la pierna derecha y la mano izquierda. Al regresar a casa descubrí que yo me había quedado en la trinchera arrullado por el calor de la lluvia con el cuerpo de Charly ardiendo en la hoguera. Nunca hubo paz después de aquél día, ni siquiera entre las sábanas y las caricias.

Un día me fuí a luchar por mi patria y descubrí gatillo en mano que había sido ella quien nos había declarado la guerra. Perdimos. Una vida entera por un ataud lleno de barras y estrellas.


Yo no sé nada sobre la batalla pero sí sobre Historia. Los que morían en Vietnam ahora mueren en... escoge el lugar y acertarás.

Female.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Clases de bajo para principiantes.

-Somos una mierda, materia orgánica en descomposición prematura, todos y cada uno de nosotros. Sacos pútridos de egoísmo, entrañas y grasas saturadas. Estamos solos y moriremos solos, nadie jamás conocerá a su prójimo. Ratas egocéntricas y tristes, insignificantes y corrosivos. Somos la raza de la infección y la desidia. Marilyn Monroe, Gandhi y Einstein no son más que ecos de vapores fétidos en la atmósfera.. Vacío, nada, muerte y basuras mal gestionadas en las calles. Pero, nena, esta noche estás muy buena y quiero que bebamos y follemos como si acabásemos de inventar el amor.


Female.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Para Mimí, Lulú y tú.

Necesito exorcizar mis demonios. Carne blanca y virginal hundiéndose bajo mis nudillos para fundirse en morados de mi azul y tu rojo. Destrucción de tu epidermis que se convierte en suciedad bajo mis uñas. Sentir que mis golpes acaban contigo y conmigo a su vez. Y tu sudor, de puro pánico, pintará lágrimas en mis mejillas enrojecidas a causa del esfuerzo y la ira. Entonces llega el cúlmen: Lo siento todo descender a través de mi espina dorsal hasta el epicentro de mi cuerpo: "Nuestra educación es la castración de la inteligencia"- una estocada certera en tu lóbulo occipital; "La gente sale a las calles y chilla dentro de mi torrente sanguíneo" - jadeas mientras mi brazo se retira de tu estómago; "La pasividad es la respuesta de la cobardía" - susurro en tu oído segundos después de arrancar un pedazo de cartílago de tu oreja... La danza se hace infinita. Me zambullo una y otra vez en la encarnizada lucha por arrastrarme contigo a la tumba. Regálame tus estertores de muerte y asegúrame que te la llevarás al infierno de la mano. Prométeme que no habrá resurrección. Sigo noqueando cada intento de tu patética defensa por esquivar el hachazo final. Una pequeña sonrisa compasiva aflora en las comisuras de mis labios maltrechos de masticarse a sí mismos. Voy a verte morir, escucharé tu hálito vital escaparse entre tus dientes y me sabré la artífice de todo el dolor que te corroe. Me siento bien. Las carcajadas hacen disminuir el sonido de tus huesos crujiendo bajo mi pie. Todo está por reducirse a la nada. Desvastadoramente hermoso, sucio y cálido, primigenio y salvaje, termino mi obra de arte. Los músculos entumecidos y tanta adrenalina que una borrachera de victoria me domina hasta hacerme llegar al orgasmo. Soy grande y fuerte, tu miedo me alimenta, tu sangre me revitaliza, tu muerte me llena. Cuando creo que nada podría mejorar mi éxtasis particular, me suplicas, pero no clemencia o perdón sino pasión, amor. Eso es exactamente lo que ruegas arrodillado entre tus propias vísceras: dices que me quieres. Una eyaculación mental sacude mi cuerpo con violencia vaciándome y, a su vez, cargándome de espacio en blanco. Te tomo entre los brazos y te musito dulcemente: aquí yace lo que has perdido. Veo entonces mi propio rostro pálido, desfigurado a causa de tanta violencia y sonrío de manera triunfal. Se han ido. Ya no están. Tú amaneces en la cama y yo deseo oírte gritar, de placer. Despierta, joder, despierta y ponte en guardia.




Female.

lunes, 10 de octubre de 2011

Un cuadro en una ventana.

Tengo miedo del amor sin medida, de las palabras vacías, de los que creyéndose libres se encadenan cada día. Temo necesitar a los demás y que no me necesiten, la soledad y los fusiles hechos por convención social. No me gustan los sms para otros destinatarios ni los miedos infundados a no ser el adecuado. Me dan pánico los que creen saberlo todo y nunca escuchan a nadie. Pero peores son los que encima acallan con sus verdades lo que creen mentiras. Mala es la vida que se llena con alcohol y bocas secas, más mala es aquella que no se llena mientras se va. Tristes son las canciones y los poemas que no se escriben con las entrañas. Dulces son los alientos matinales de aquel a quien amas. Pesados los zapatos del que camina sin deseos y ligeras las alas del que vuela donde no hay cielo. Amarillas las legañas del que ya no sueña despierto. Puras las lágrimas que se suicidan en ojos ingenuos. Aborrezco los silencios que ocultan caricias. Reivindico los gritos de júbilo a las 4:30 de la mañana cuando me dices que pasarás la noche entre mis sábanas. Compadezco a los que se sienten ricos nadando en dinero y a los que ricos en besos se sienten pobres. Canto con mis manos martillazos que te duelan la conciencia. Ciegos los que llaman fé a la obediencia. Solos los que han acallado la voz de su inocencia. Tiempo que te evaporas y te pierdes entre mis horas, ¿a dónde vas? Bellos los recuerdos que se evocan con la aurora. Necesarias las discusiones entre mentes que se adoran. Quema las máscaras de los que no saben dar la cara. Pobre del que mira un árbol y no ve su savia sabiduría. Alabados los niños que pasados en años aún juegan. Disgustados los ancianos que al mirar al futuro no ven aún un lienzo en blanco. Corage a las personas que se quieren en silencio. Valentía a los que ya sin voz no cesan sus aullidos. Conciencia para aquellos que venden las vidas ajenas. Educación para todos los que no lo entiendan. Me ensombrecen los que se resignan sin apostar la esperanza. Fuerza para aquellos que teniéndolo todo ya no tienen nada. Susurros para los que aún saben escuchar. Música para los sordos. Poder para cambiar el mundo, inteligencia para saber cómo. Calor en invierno y frío en verano. Voluntad para darse la mano. Palabras para pedir perdón, remedios para el corazón. Humanidad para los animales que visten de razón la injusticia. Comida para los estómagos que se llenan de aire y para los cerebros que se llenan de nada. Agua para las flores del desierto y las haimas. Derechos para los delirantes y soñadores. Democracia para los que llaman locos por no conformarse. Ilusión para los que aún no han perdido el último tren, billetes para los que habiendo llegado tarde quieren cogerlo. Mapas para los que se han perdido en esta sociedad de incomprensión, papel y lápiz para redibujarlos. Hierba fresca para los que van descalzos. Limas para las jaulas de los pájaros ¿Cuántas líneas faltan para pintar este retrato? Un guión para tu película, una nube para proyectarla.Cartas para los que no saben leer, cuentos para los que no saben sentir. Un mando para apagar la tele, un libro para viajar. Piel para los que olvidan tocarse. Razones para aquellos que nunca saben cuándo enamorarse. Complicidad para los amantes. Mirada para los que pasan desapercibidos. Sonrisas para cambiar los Lunes por Jueves. Lugares para los que se van, hogares para los que vuelven. Llaves para los que han cerrado su ilusión a base de desencantos. Desacato para la autoridad que emplea miedo y no consejo. Pueblo para la política de calle y el arte de plaza. Convicción para los que escriben libros que nadie lee. Paz para el mundo, crisis para la gente. Ánimos para los que se sienten débiles, humildad para los que son fuertes. Universos para las estrellas que ya no brillan, una Luna para tus pupilas. Amor para los que sienten odio. Una flor por cada verso. Paciencia para los que saben que están en el camino correcto. Direcciones para las declaraciones sin dueño. Libertad para los esclavos del miedo. Ambición para los indolentes ante el abuso. Amnistía para los arrepentidos. Una victoria para los vencidos. Aguja e hilo para los que se han descosido. Mi apoyo para los que nunca dicen "adiós" sino "hasta luego". Pasión para los que quieren ser lo que son. Notas para una canción. Mayos nuevos para las madres. Puertas secretas para los que están presos en sus casas. Un aplauso a los que no llaman utopía a la belleza. Un recordatorio para los que olvidan usar la cabeza. Tantas líneas como deseos tengas. Memoria para los que repiten sus errores y capacidad para aprender de ellos. Espejos para los que no se vean bellos. Intención para el que nunca se atreve a pegar el sello. Una caricia para el que responde con puñetazos. Una oportunidad para África. Una revolución en tu habitación. Un museo para los graffitis. Un premio para los que no compiten sino que cooperan. Admiración para los profesionales con vocación. Interés para los anestesiados. Indignación para los vapuleados. Valor para el león. Cerebro para el espantapájaros. Corazón para el hombre de hojalata. Vergüenza para los que dicen ser el Mago de Oz. Luz para la oscuridad. Noche para el Día. Lluvia para la tierra y las mejillas. Latidos para la naturaleza que agoniza. Arrepentimiento para el que manipula y esclaviza. Un poco de vida para los muertos. Eternidad para las ideas. Efímera la hermosura de tus caderas. Sabor para tus labios. Responsabilidad para los gobiernos y los bancos. Darle el valor real a un billete y a un abrazo. No vender el alma. Perder de vez en cuando la calma. Tempestad para los mares donde viajan los sentimientos. Que me creas cuando no miento. Un buen final para mi reclamación.

Y esto todo, únicamente una petición.


Female.

lunes, 9 de mayo de 2011

Historias de un cuaderno azul.

¿Alguna vez has volado por un instante de años luz en una corriente cálida de suspiros? Yo me he balanceado ante el abismo en precario equilibrio sobre el negro de tus ojos verdes color hierba mojada. Cabalgué sobre las alas de cientos de mariposas embriagadas en éxtasis puro ante los recovecos de tu selva estelar. Si me asomo a tus lagrimales, ¿veré el cielo o el océano? No sé si en mi viaje introspectivo hacia el interior de tus entrañas habré perdido mi cabeza y mi brújula en la curva de tus caderas- Deslizándome más por azar que por descaro en el relieve costero de tu cuerpo de arena. Arena porque te escapas y te desvaneces entre mis manos al tiempo que la roca se erosiona con el azote de mis labios. Y ya no sé si deliro o sueño cuando me despierto saludando a tu ausencia y caminando hacia atrás enredada en las reminiscencias de un ritmo que no me aprendo hasta que lo altero. Y juraría que jugando con júbilo juvenil a juntar nuestros jardines he olvidado si gemir se escribe con "ge" o con "jota". Y es que cada falta de ortografía que cometes es un deseo que practica el escondite en el laberinto de tus muslos donde todas las vocales de mis cinco dedos se vuelven locas tratando de llegar a tu corazón a través de tu pélvis. Dudo de los números porque no me cuadran en el semicírculo más que técnico artístico de tu labio inferior. Me olvidaré de recordarte que hubo un tiempo en que te gustaba mi boca y desconozco si para entonces convenceré a mis fantasmas de que vuelen en tu busca y susurren en tu oído cinco minutos después de dormirte que te miro. Suéñame y estaré contigo. Tengo un pecado inconfesable que grito a los cinco vientos si es preciso (primero y tercero repetidos), mirarte mientras duermes arrullada por cantos de sirenas de otros paraísos. Temo que cuando despiertes descubras que he desaparecido. Yo soy irreal, un espejismo rojo y negro flotando en un blanco cada vez más desteñido. En el fondo no es más que el deseo caprichoso de un producto de tu mente enamorado de tu aliento que se resiste reticente a dejar de ser real. Si dejas de inventarme, moriré. Ahora mismo tengo tantas ganas de besarte que he dejado de comer cerezas y he empezado a devorar las letras de tu nombre. Te veo pintada en color esmeralda y de tu tierra crece mi bosque, acto seguido arde en llamas y me acuerdo del incendio de tu lengua. Chocolate con caramelo con un cierto toque de pimienta. Nunca he sido buena cocinera pero la receta de tus caricias lleva de seguro una pizca de canela. Estamos solas pero nuestros cuerpos son de nata y mejor cuanto más cerca. Tengo el querer últimamente intentando romper obligaciones. Culpa del largo de tus dedos. Ella en un pronombre femenino en tercera persona del singular pero a mime gustas tú con tilde en la "ú". Sí, he flotado hacia ti para llenar de oscuridad la luz de los años y que se marchen conmigo en un beso fugado. Ahora soy yo la que tiene una pregunta para tí: Si te enseño mi cuaderno azul, ¿leerás mi autorretrato?


Female.

lunes, 11 de abril de 2011

Descanso de estudio.

Caen a cientos pesarosos astros del firmamento y asedian las carreteras provocando la hecatombe sobre mi montón de papeles. Mi cabeza ha vuelto a alejarse flotando sobre mi cuerpo como un globo de helio. Soy una niña pequeña que salta inútil y desesperadamente para tratar de alcanzar el caprichoso globo que muy por encima de su estatura se aleja sin remedio en la inmensidad del cielo. No salto porque me guste o lo añore sino porque temo que explote. Creo que soy mentalmente divergente, las líneas de mi mente nunca han seguido una recta ni convergen jamás en ningún punto que les otorgue sentido. Mi cerebro gira en espiral. Mi capacidad de concentración es un ratoncito esquivo que se escapa juguetón de mis garras felinas, prefiero jugar con ovillos de lana que cumplir mi función. No es victimismo es realidad. Ahora mismo el rotulador fluorescente amarillo reseco sobre la mesa atestada de cuadernos, libros y distracciones me recuerda que vuelvo a estar desobedeciendo a mis obligaciones. Casi me siento culpable. Soy culpable. Las sentencias sobre uno mismo alivian cuando necesitamos eludir la responsabilidad. Soy una cobarde (volvemos al ataque) En el fondo la cosa es bastante lógica si nos paramos a pensar el dilema que supone estudiar dentro de un sistema educativo en el que no crees para prepararte a ingresar en un sistema socio-económico que repudias; las cosas solo pueden cambiarse desde dentro, según dicen, así que si algún día aspiras a modificar la situación actual ahora mismo deberás pasar por el aro. Bonita incoherencia. Esto no es una diatriba contra la educación porque me falta tiempo (aunque no ganas) e información (aunque no conocimiento) Una alarma me trae de vuelta a la realidad cotidiana y me despierta de la ensoñación que me tiene atrapada y libre en el espacio infinito entre mis párpados y mis ojos. Se acabó el tiempo de descanso y regocijo psicológico. Vuelta al estudio, a la rutina. Porque, a fin de cuentas no servirá de disculpa ante ningún profesor estar triste, confusa o cansada de hacer lo que se espera en contra de lo que deseo, tampoco servirá argumentar que has preferido leer poesía, pasear por la playa o disfrutar del buen tiempo. A nadie le importa la revolución o el asedio que estén sufriendo tu cabeza o tus sentimientos. Cosas de adolescentes. Soy adolescente. Lo único que se nos pide es que nos convirtamos en zombies anestesiados con la primaria función de memorizar datos y reproducirlos, no es necesaria su comprensión o someterlos a juicio crítico alguno. A fin de cuentas lo importante es aprobar que no aprender. Sí, quejas estudiantiles en temporada de exámenes. Ya sé que no vas a tomarme en serio. Prejúzgame. Desperdíciame. Todos iguales.

Female.

jueves, 7 de abril de 2011

Verba manent.

El día que nos olvidamos de escuchar el silencio las mentes gritaban. Aquel día empezamos a hablar de las cosas invisibles en lugar de mostrarlas. Fue un día trágico, el día que alguien sentenció la primera cadena. Lo primero fue la palabra porque después ya no hubo nada. Perdímos los vacíos, creamos el tiempo y el espacio. Nació la vida y murió la muerte, con ellas nosotros. La palabra asesinó la realidad y ahora todos estamos condenados ¿Vivir o narrar? No hay elección posible. Definir es destruir. Juicios que cohartaron las esencias ¿Cuándo las letras se hicieron con el poder opresor? El primer día. Esclavos de todos aquellos cadáveres cuando los mentamos, homicidas. Esquematizar el mundo para explicarlo. Universalizar para perder la individualidad y el detalle. Las bases de nuestro pensamiento están escritas. Nada va a cambiar hasta que no llegue el momento en el que el entendimiento del ser humano consiga comprender que la palabra es una simple arma cuya función es meramente descriptiva, fotográfica. Nada es cuando se dice. El mundo no existe porque lo cuento, las ideas están en los sentimientos. Cuando, al fín, caigamos en la cuenta de que la realidad, se entienda como se entienda, no puede ser apresada y que debe fluir siguiendo su curso sin etiquetas de ninguna clase, volveremos a ser libres. Hasta entonces quedamos supeditados a sustantivos propios, nombre y sus respectivos apellidos. Irónicamente tengo que utilizar palabras para hablar contigo. No nos entenderemos jamás "porque tú me hablas con palabras y yo te miro con sentimientos". Female.

martes, 22 de marzo de 2011

Las bailarinas.

Y allí estaban ellas, medias color carne, mallas de licra y faldas de gasa, rascando y partiendo las suelas de las zapatillas de punta que en un instante pasaban de nuevas y lustrosas a suyas. Unas, enrollando sus melenas y atestando certeras estocadas con sus horrquillas recogiendo su pelo en pulcros moños; las otras, embadurnando de pegajosa resina blanca sus pies mientras ajustaban los lazos de las puntas a sus tobillos; riendo, charlando o concentradas, todas ellas preparándose para comenzar la clase. Calentaban y estiraban sus entumecidos y adormilados cuerpos con concienzudos ejercicios esperando pacientemente el inicio. La profesora irrumpía súbitamente en la sala y las jovencitas se disponían raudas en formación alrededor de las barras. Las había de todos tipos: altas, bajas, delgadas como sílfides y más curvilíneas, caras de corazón y angulosas facciones, algunas presumían de hiperestensión, empeines o perfecto en dehors. Todas muchachas, todas jóvenes. La señorita daba la señal y el aula forrada de espejos comenzaba a ser invadida por las más bellas melodías de Tchaikovsky o Brahms mientras que las chicas, como embrujadas, se movían armoniosas y acompasadas, ajustadas en su peana como muñecas de porcelana en sus cajas de música. De cuando en cuando se oían correcciones y llamadas de anteción, risitas adolescentes o susurros cómplices. ¡Y cambio! Los movimientos se sucedían: pliés, tendus, ron-de-jambes, port de bras... Primero a la derecha y luego a la izquierda. Incluso en su torpeza e inexperiencia de alumnas noveles parecían gráciles y bellas. De pronto el hechizo se desvanecía y un torbellino negro y rosado abandonaba sus posiciones y se colocaba en formación frente al espejo principal, pasaban el centro. De nuevo la música envolviéndolas, acunándolas y ellas, como marionetas, danzaban en Do sostenidas por invisibles hilos. La clase llegaba a su fin tras las diagonales, la improvisación y los pequeños pasos a dos. Las niñas más aventajadas se quedaban al final de la clase para pasar sus variaciones y someterlas al juicio de su maestra, las principiantes se agolpaban en torno a ellas, obnubiladas y maravilladas ante aquellos prodigios que algún día esperaban emular. Pequeños ratoncitos observando la muerte del cisne. Cautivadoras. Una vez extasiadas sus admiradoras y recibidas las críticas, las jóvenes abandonaban la sala rumbo al vestuario, los pies sangrando, las uñas rotas, los músculos entumecidos y agarrotados, sudorosas y con las piernas y los brazos aún temblando por el esfuerzo. Sublimes. Al final de cada día la profesora solía decirles algo: " En la danza hay dos cosas fundamentales: la técnica y la expresividad, ambas básicas y cruciales, que solo pueden conseguirse a base de empeño, horas de trabajo duro y pasión por lo que se hace. Pero, en ocasiones, ocurre que hay ciertas personas con ángel, elegantes, emotivas, hermosas en cada movimiento. Eso, queridas niñas, no es algo que pueda ser enseñado. Luchad por ello y disfrutad con ello". Estas palabras les servían a ellas para continuar tarde tras tarde asistiendo a clase y dejando sus fuerzas y esperanzas en el gastado suelo de tarima de la academia. Levantándose de las caídas, esforzándose en la limpieza de su ejercicio y vibrando como notas musicales en una enorme partitura. Todas sabían que probablemente ninguna de ellas llegaría a dedicarse profesionalmente al mundo de la danza, no les importaba. Bailar era escribir con movimientos, cantar con la muda voz del alma, pintar usando los pies como pinceles y la pasión como pintura... Bailar era su vida. Por un efímero instante eran hermosas como titilantes estrellas en el firmamento. Gráciles como aire, sagradas como la tierra, fluían como el agua y ardían en llamas. Por un segundo sus pies no tocaban el suelo y sus brazos se hacían bruma entre sedas y algodones. El calor de la piel empapada en sudor, la tensión de los tendones y la contracción de los músculos, fuertes, precisos, casi mecánicos, camuflada por la etereidad de su allongé y la inmensa hermosura de su porte y su presencia. Y yo las veía, ajenas a mis ansias de unirme a su mágico ritual mitad divino, mitad pagano. La fusión entre el cuerpo y el ánima, la esencia. Arte. Las bailarinas. ¡Cuánto lo echaba yo de menos!





Female.

jueves, 17 de marzo de 2011

Desconocidos.

Jueves. Una mujer sola. Así deberían empezar estas líneas pero comenzarían con una mentira y esa no es manera de escribir una confesión. Diría que no estamos a jueves, al menos ella no. Vaga por alguna clase de vacío temporal. No es una mujer, aunque podría serlo, es una joven, una chica, una niña. Hay algo de cierto en esta primera introducción, está sola. Me gusta como camina, cimbreante, como si no tuviera nada que perder porque o tal vez no tenga nada o quizás ya lo haya perdido todo. Puede que ni siquiera sea capaz de ver que aún le quedan cosas. Sus brazos caen a los lados de su cuerpo y se balancean dulcemente al ritmo de sus andares. Su mano izquierda roza el vuelo de su falda roja y la revuelve a cada braceo como una bailarina en una casual y descuidada coreografía. No es muy alta y no tiene un cuerpo bonito. Es extraña. Desde que la he cruzado no he visto otra cosa que la espalda de su chaqueta de cuero y ahora la sigo. Tiene el pelo largo y oscuro, también baila al son de la melodia que solo su cuerpo parece escuchar. Si me acercase más podría oler su perfume, presiento que lo lleva y que huele especialmente bien. Ella se gira, tan solo por una diminuta fracción de segundo, precedida por su espesa cabellera, la imagen me abruma. No es especialmente guapa, al contrario, pero hay algo en ella que me resulta hipnótico, tal vez la extrema tristeza que desvelan sus facciones. Creo que oculta algo más, el resto de las piezas del puzzle. La adelanto por la izquierda y permanezco a su paso. Huele a luna, deliciosamente bien. Analizo su rostro, están tan abstraída que sé que no me advertirá. Me llaman la atención sus cejas, su forma es limpia y sencilla aunque sinuosa, están contraídas en un gesto involuntariamente melancólico. Lleva maquillaje, sé que si la tocase tendría el rostro frío y suave, podría notar el tacto liviano de los polvos cubriendo su carne. Hay algo muy armonioso dentro de la disonancia de su cara, su estructura osea parece casi perfecta. Su boca está entre abierta, como si un suspiro atascado impidiese que sus labios, excesivamente gruesos, se tocaran. Su boca es trágica. Los ojos no son nada del otro mundo, parecen oscuros, supongo que marrones. Lo fascinante es su mirada, carece de ella. Sin embargo, flotando un palmo por encima de sus pestañas imagino un antifaz negro que lleva escrita, con una dulcísima caligrafía, la palabra sufro. Tal vez su suspiro sea una súplica, bésame. Discreta, buen adjetivo para su nariz, puede que la curva sea excesivamente pronunciada en la punta. Está oscuro y no puedo ver con claridad nada más aunque la imagino. Estoy siguiendo a una extraña que, además, es extraña. Parece haber llegado a casa, se detiene. Duda, aunque solo con los pies, sobre si sentarse en el banco o entrar directamente. Saca las llaves del bolso y se decide a entrar. Al girarse me ve y me dirige una sonrisa, la más triste y por ello hermosa que haya visto en años. Desaparece tras la puerta del portal. No he conocido una belleza tan triste desde Marilyn Monroe. Me conmueve. Algún día algo o alguien terminará de destrozarla y ella se suicidará. Camino a casa pienso en ella y su historia. Si supiera pintar, la pintaría. Si tuviera una cámara, la retrataría. Si fuera valiente, me enamoraría de ella. Como no lo soy, la describo para no olvidarla. Quizás ya se haya suicidado y yo ahora mismo esté escribiendo sobre el cadaver de una chica que lloraba sin lágrimas. Deseo pensar que no es así. Este es el momento de las películas en el que la cámara deja de evocar el flashback que describe el narrador secuencialmente y aterriza directamente sobre la hoja rasgueada por el bolígrafo mientras los espectadores se encogen en sus butacas y se mentalizan para afrontar el final del cuento. Un cuento sin principio y sin acción. Solo personajes y posibilidades. Me gustaría haberla estrechado entre mis brazos, sintiendo el peso de su cabeza sobre mi pecho, mientras acaricio su pelo oscuro y le susurro que todo irá bien. No lo haré jamás. Somos aparatos de radio estropeados que, de vez en cuando, captamos la interferencia de alguna conversación privada, deberíamos cambiar de emisora pero optamos por sentarnos como espías y asistir a ellas, aunque queramos intervenir no podemos. Tal vez yo sea justo lo que ella necesita en este momento, lástima. Si ella fuese una flor la pondría a secar entre las tapas de algún libro y la enmarcaría en mi habitación. No hay nada más hermoso que la muerte de la belleza, ni nada más triste. El final de un cuento sin final. Solo personajes y posibilidades. Punto y aparte.



Female.

miércoles, 16 de marzo de 2011

2x1 en aburrimiento.

Estamos ante un artista del tedio, un ser humano tan rematadamente aburrido que resulta genial en serlo. Ya no quedan entradas para su próximo bostezo, todas vendidas. Su pasividad es contemplada como una obra de arte. Su discurso monótono y monotemático es escuchado con admiración siendo invitado frecuente en las reuniones más elitistas. El aburrimiento se hizo carne y tomó su forma, poco más se puede decir acerca de este malabarista del hastío. Cuando me hablaron por primera vez de él y de la elevadísima tarifa de sus servicios me costó mucho comprender qué había de deseable en su presencia, solo hizo falta echar un vistazo a mi alrededor para entederlo. Hoy en día, atiborrados de entretenimientos vacuos y aptos para toda la familia, no somos capaces de hacer nada por nosotros mismos. Nos hemos vuelto borregos estúpidos y sumisos dispuestos a aceptar cuanto nos echen encima. Estamos cabreados pero mucho más aburridos, frustrados. Sin embargo, habituados como estamos a obtener de fuera todo aquello que necesitamos y delegar cualquier responsabilidad en algún producto prefabricado hemos optado por privatizar el aburrimiento y convertirlo, de algún modo, en una exclusiva condición solo apta para los bolsillos más esnobs y los gustos más refinados. Ya no tenemos que sentirnos culpables ni fracasados mientras malgastamos nuestra vida sin saber qué hacer, la diversión está demodé, ahora lo que se lleva es estar bored. En el fondo tiene cierta coherencia, nuestra gran guerra es la lucha cotidiana contra el aburrimiento lo lógico era dejarse vencer. En este caso hemos optado por comercializarlo y darle una buena campaña de marketing que ha funcionado gloriosamente. A nadie le gusta pelear y mucho menos cuando lo aceptable socialmente hablando es perder la batalla. Lo curioso del asunto es que yo no dejo de encontrar a este tipo entretenido, toda la vida quejándome de la falta de estímulos y el más desalentador de los hastíos y resulta que para una vez que me ofrecen la posibilidad de solventar este tema metiéndome en la nueva ola global “in” yo caigo en la cuenta de que estoy aburrida hasta de aburrirme ¿Es que nadie más aquí echa en falta un poco de acción?
¡Ah! Lo olvidaba, si esto te ha resultado tan coñazo como parecía me debes 50 euros. Gracias por su compra y recuerde, el aburrimiento es la nueva pandemia, ¿acaso va usted a quedarse fuera?



Sí, lo sé, todos estamos aburridos pero aún no nos he visto hacer otra cosa que quejarnos. Somos jovenes de ochenta años. Dicho queda.




Female.

domingo, 13 de marzo de 2011

M-aullidos.

Aquella noche se dio cuenta de que no era una pantera. Era un gato. Una gata negra con los ojos castaños. Solía caminar lenta y sensualmente, aunque tropezase muy a menudo rompiendo su aura de elegancia lo achacaba a su salvaje instinto animal. Tenía una cola larga y sinuosa siempre en forma de misterioso signo de interrogación pero que ella sabía síntoma de sus contradicciones. Una critatura de la noche iluminada por la luz de las estrellas. Vagabundeando por calles frías, sucias y húmedas. No era una gata casera. Lo intentó un par de veces pero las paredes cálidas se convertían en una jaula y la llamada de lo inevitable susurraba melancólicos quejidos de violín obligándola a huir de nuevo. Condenada a la más dulce y triste de las soledades. Tenías las uñas como diamantes, aunque parecían limpias conservaban casi imperceptibles vestigios de luchas pasadas y heridas antiguas. No recordaba de quién era toda aquella sangre, posiblemente fuese suya. No poseía una penetrante mirada felina, tan solo dos ojos castaño oscuro. Eso la disgustaba profundamente. Iba en busca de caricias despistadas de transeuntes compasivos pero los niños no son buenos con los gatos callejeros. Invisibles. Supongo que saber cómo era nuestra minina no es verdaderamente importante, tan solo conservar el dato de que no era una pantera sino un gato, una gata. Esa noche, al caer de aquella cerca, comprendió que aquello no era el bosque. La gata estaba enamorada de un lobo al que conoció en un sueño. Ella asegura que fue real pero los lobos no viven en los callejones de las ciudades. Los lobos se sienten atraídos por criaturas majestuosas como las panteras no por extrañas gatitas oscuras. Supo que ya no podría volver a sentirse como una pantera. Solo quedaba la luna, distante, ausente y bella, el mismo satélite al que adoraban los lobos, allí para ella. Maulló su canción afónica y desesperada como cada noche. Súplicas que comenzaban como gemidos para acabar en llanto. No recibió ningún aullido en respuesta. Una gata cantándole a un lobo. Ridículamente hermoso. M-aullidos.

¿Jamás te has preguntado por quién llora el gato que se sienta en tu tejado?

http://www.youtube.com/watch?v=TPmuD3-36dM






Female.

jueves, 10 de marzo de 2011

Crónica de la muerte de Pegaso.

Su sangre es argentina como plata líquida. Lava metálica avanzando inexorable a través de su fría y bruna piel. Hay una muchacha a su lado, está callada pero aúlla con la mirada. Su piel pálida y desnuda está teñida por completo de su plateado fluido. No es hermosa. A pesar de que su tez es blanquísima ella parece oscura, aunque no negra, al menos no del todo. Su largo cabello castaño cae caótico cubriendo el cuello del animal que se debate entre estertores de muerte. La chica parece obcecada en atesorar cada gota del brillante líquido que se escapa a través de una de las grietas de la estructura mecánica de Pegaso. Su ala izquierda yace encojida con la voluntad de cubrir el cuerpo de la joven que tirita bajo el tacto del acero. Las lágrimas resuenan como gotas de lluvia en una tormenta golpeando el lomo de Pegaso. No puede dejarle morir. Sabe que sufre. Ella también sufre. Con sus delicadas manos arranca las herraduras de los cascos, oxidadas, colocando una de ellas en su muñeca izquierda. El animal resuella como un viejo fuelle tratando de avivar las últimas brasas de una hoguera resignada a apagarse. Se muere. Pegaso recoje su ala y acerca el cuerpo de la doliente muchacha a su casi inerte figura. Ella está aún más fría que él. Reluce plateada. El último aliento de vida huye de los labios de Pegaso para aterrizar en los suyos brillantes y devotos. Sus ojos gritan de rabia pero su boca destila una dulzura carnal y enfermiza. Sin dramas, sin agonías, la chiquilla sube a horcajadas sobre el cadaver y arranca una de las finas planchas de acero pulido de la cabeza de Pegaso, la besa con un amor tan puro y genuino como su dolor y se atraviesa el pecho con ella. Cae desplomada sobre los restos del animal. Sus sangres se difuminan en un único río. Ella sabe que no hay vida sin él. Morir por él antes que vivir por nada. La dama de la oscuridad tenía el alma blanca. La historia de La Dolorosa. Crónica de la muerte de Pegaso. Rojo metalizado.

http://www.youtube.com/watch?v=o5zYG3un6i0

http://www.youtube.com/watch?v=Szguyuzt5DI



Female.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Cápsulas de suicidio sabor canela (II)

8.- Te quiero tanto que he perdido la cabeza por tí - dicho esto cayó desplomada y decapitada.

9.- Él afilaba como un gato sus uñas en el poste de sus piernas. No me rompas las medias- le pidió ella. Y él, obediente, le rompió el corazón.

10.- Le dijeron que el amor provocaba la sensación de tener mariposas revoloteando en tu interior. Al día siguiente encontraron 14 cadaveres, 13 mariposas monarca en su estómago y ella que murió de indigestión.

11.- No quería morir sola, el único remedio que encontró fue la inmortalidad.

12.- Siempre nos alejamos- dijo. Resueltas a acabar con el problema se serraron la una a la otra brazos y piernas. Allí permanecieron, como dos torsos, en el sofá. Aún más lejos.

13.- Necesito volver a sentir ese amor que se dispara como corrientes eléctricas- pidió. Esa tarde murió a causa de una sobredosis de electroshock.

14.- Nunca me ves- le dijo ella. En un acto desesperado arrancó sus ojos y se los dió a él. Cuando la vio por primera vez, a través de sus ojos, la dejó.

15.- Fumar perjudica gravemente su salud y la de los que están a su alrededor- leyó una vez en una cajetilla de tacabo. Como se encontraba muy sola comenzó a fumar para probar si tal vez así aparecería gente a su alrededor cuya salud perjudicaría. Les denunció por publicidad engañosa días antes de morir de cáncer de pulmón, sola.

16.- Estoy loco por tus huesos - afirmó. En pro de su salud mental y como muestra de generosidad ella se desembarazó de su estructura osea y enterró su esqueleto.



Female.

lunes, 7 de marzo de 2011

Terapia. Día uno.

-Quiero salir.

+ No puedo permitírtelo.

- ¿Por qué?

+ Porque han dicho que estás loco.

- Eso aún no lo entiendo del todo ¿Por qué? ¿Qué me hace tan distinto?

+ Bueno, mis años de experiencia me han hecho llegar a la conclusión de que la locura es una enfermedad ficticia. Verás, todo el mundo tiene pensamientos oscuros y sucios que le avergüenzan incluso ante sí mismo. Es decir, si cualquier ser humano considerado normal, e incluso yo misma, anotase en un cuaderno todos sus malos pensamientos y esa libreta fuese leída por otra persona probablemente le internarían. Estáis locos porque no sois hipócritas, habéis aprendido a aceptar tanto vuestra parte positiva como vuestra parte negativa. Vosotros asumís y, peor aún, manifestáis lo que los demás nos negamos incluso en nuestro fuero interno. En cualquier caso esa es sólo mi opinión profesional.

- ¡Vaya! ¿Es esa la única diferencia?

+ Sí, al menos yo no he encontrado otra.

- Entonces, ¿por qué nos mantienen encerrados si en realidad no estamos enfermos?

+ Lo cierto es que la mayoría de la gente no lo sabe y no podrían convivir con vosotros. Os ven como el reflejo de todo aquello de lo que reniegan y les asusta. Ellos son muchos y, por eso, te encierran a tí. Cuestión de espacio.

- Comprendo.

+ Ahora debemos volver a la celda, ¿de acuerdo Beta?

- Está bien. Gracias Eme.

+ No hay de qué.

-¿Sabes? Alguien debería decirles que si cortasen en pedazos a todas esas personas cabrían mucho mejor.

+ Sí, supongo que es cierto.





Female.

martes, 1 de marzo de 2011

Roses are red, violets are blue.

Me miras como si fuese hermosa. Dices que me quieres. Tienes una cara preciosa-aseguras. Yo me río. Tú te enfadas. Me gusta tu cuerpo-afirmas. Río más fuerte. Desesperas. No lo entiendes. Nunca entiendes nada. Yo me bajo el vestido y me quito la ropa interior. Estoy desnuda frente a tí. Tú te excitas. A mí me resulta curioso. También me excito. Repites que me quieres. La sonrisa no se borra de mi cara y crea arrugas a los laterales de mis mejillas. Susurras que estás enamorado de mí. Pareces tan seguro. Ingénuo. No me conoces. Nadie conoce a nadie. Nunca me has visto vomitar, no has entrado conmigo al baño, jamás has sido salpicado por la sangre sucia de mis intestinos ni has olido mi menstruación. No sabes quién soy pero me quieres. Tampoco has escuchado los pensamientos negros ni grises, no has besado el sabor de la bilis. Supongo que eso es lo normal. Ignoramos que somos humanos. Me resigno. Bonita sonrisa - añado. Así nace el amor. Regálame flores - te pido - me gusta cuando se pudren. No he tocado el pus de tus granos, desconozco el aspecto de tus legañas. Las tarjetas de San Valentín no están escritas con semen y escupitajos. No sabes que lloro. No estás enamorado de mi. Follamos, eso parece lo suficientemente puro como para hacerme sentir. Me he vuelto demasiado romántica.Tú sigues sin entender. Yo ya no me río.




Female.

lunes, 28 de febrero de 2011

Ciudad fantasma.

Esta no es mi ciudad. Los adoquines que hoy piso, desgastados por los tacones de mis zapatos de un camino cientos de veces recorrido parecen extraños a mis pies, reconozco mis pisadas pero no mis huellas. La misma ruta de regreso por lugares que nunca han sido míos hacia una casa a la que no pertenezco. No me siento parte del mundo que me corresponde. Los mismos pasos de cebra, las mismas aceras, los mismos semáforos y las acostumbradas imprudencias. Una rutina inexpresiva dónde la realidad se me antoja falsa y plastificada, una mera maqueta, el set de rodaje de la parodia de una película lejana. Nada es mío. El aire está contaminado de mi respiración pero no de mis suspiros. El frío no consigue erizar mi piel. La lluvia moja mi ropa pero no mi cuerpo. Las luces de neón y los fluorescentes no arrojan sombra sobre el asfalto, pintan luz artificial que no es capaz de crear oscuridad. Este banco no es el que un día acogió nuestro abrazo, está vacío. No guardo nada y nada me preserva a mí. Sigo caminando en una ciudad que no me conoce y cuyo mapa extrañamente me sé de memoria. Mis andares se hunden en la tierra mojada de unos árboles que nunca me han cobijado del Sol y en cuyo tronco jamás ha reposado mi espalda, aunque así haya parecido suceder en decenas de ocasiones. Los hoyos que simulan mis zapatos no son ciertos, espejismos, no es este el suelo en el que se arrastran mis raíces. Sentimiento de indiferencia dentro de las calles que aseguran haber sido mis testigos. No quedan recuerdos, vestigios de mis años aquí. No son mis farolas, ni los bares en los que tanto tiempo he compartido, en absoluto, ni las fuentes en las que las moléculas de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno fingen fluir como agua. Dónde ahora me veis caminar, no es por las calles que yo recorro. He salido de mi mente para observar y no he podido reconocer nada. Tal vez esta sea la ciudad en la que existo pero no es la ciudad que existe mientras vivo. ¿Existes tú?



Female.

Hoy, soy yo.

Pasos cansados fracturando la tierra árida. Grietas moribundas y meditabundas se arrastran resquebrajando la superficie, abriéndose paso como ávidas serpientes entre la tierra yerma. La desertificacion ha llegado a los bosques de mi mente. Nada puede florecer ya sobre esta vieja parcela agotada que pudre sin remedio las raíces que intentan inutilmente afincarse y crecer en ella. La lluvia se ha evaporado dejando tras de sí una injusta desolación. El agua se ha olvidado de diluviar sobre mi terreno, páramo dónde nada bello puede ya nacer. Lloro cientos de discretas lágrimas para paliar la sed de mi suelo, exprimo mi cuerpo gota a gota para cultivar nuestro jardín. Vierto incansable todos mis fluidos, me desangro. La imagen de un bucólico vergel frondoso repleto de abriles y cargado de porvenires. La primavera del desaliento, muertes que alumbran vida. Regar con mi ánima. Solo me quedan la voluntad, los sueños y la poesía: de la nada un todo, del uno para el dos.

Desnudé tu cuerpo con mis dos manos
pero aún llorabas y me las corté,
modelé con ellas mi frío abrazo
y. sin dudarlo, te lo entregué.

Escribí mil cuentos con mi boca
pero no bastaban y me la arranqué,
extraje mis besos de los labios
guardé estos versos y te los regalé.

Desperté tu mundo con mi mirada
pero no me veías y lo olvidé,
la luz cansada robé de mis ojos
y solícita a tí te la doné.

Poco a poco quedó la nada
y el eco triste se evaporó
llegó el vacío y lo arrasó todo
como nada era todo, se esfumó.

Vivían solo las fuerzas
creando de antimateria un corazón
mas en ausencia de mis latidos
hasta la férrea voluntad flaqueó.

Para coserme guardé dos hilos
mis pedazos el viento revolvió
crée con mis retales un parche
y mentí la verdad para tu dolor.

Lo que yo hube de darte
nadie a mí me lo dió
no hubo respuesta, lo perdí todo
y, si todo es nada, nada quedó.

Cállate.
Silencio.
Existo.
Siento.

Hoy, soy yo.




Female.

domingo, 27 de febrero de 2011

El efímero olvido.

Cuando no nos quede tiempo
y se nos gasten las manos
y pesados huyamos fluyendo
por aquellos ríos olvidados.

Cuando muera al fin la mañana
y nuestra noche se torne recuerdo
será tu cuerpo un viejo sueño
que amenace con volverme cuerdo.

Tendrán tus ojos luz desvaída
tu voz resuena ya entre ecos
el rojo en tus labios se destiñe
aparece desdibujado tu pecho.

Perderé pues nuestro instante
te asesinará entonces mi memoria
pues nada, no hay ningún eterno
ni amor, ni muerte, ni historia.



Female.

jueves, 17 de febrero de 2011

Acróstico para idiotas (y para tí)

Miniatura de agua repico incansablemente asombrada. Soy una gota de lluvia en tu cara.
Mecanismo arrítmico que ratifico irrefutablemente el amor. Soy un latido de mi corazón.
Murmullo armonioso resueno incitando la acción. Soy el sonido de tu respiración.
Movimiento ardiente rozo indecentemente tu aura. Soy mi mano acariciando tu espalda.
Mímesis artificial reflejo tu imagen amada. Soy mi pupila devolviendo tu mirada.
Magnetismo atrayente recorro el imperio de tu alma. Soy mis labios emborrachando tu ánima.

Me quedé sin letras dibujando tu nombre: perdí la "eme" entre tus muslos y la "a" se me olvidó en el arco de tus caderas, se me enredó la "erre" entre tus rizos y se me derramó la "i" verde en el iris de tus ojos. Ya solo me queda la última "a". Una "a" de antes pero no de ahora. Un acróstico para idiotas que juega en mi boca.


Female.

domingo, 6 de febrero de 2011

Cápsulas de suicidio sabor canela (I)

1.-Cansada de tener siempre un deprimente y molesto frío bajo la piel se la arrancó tira a tira y la tendió al Sol.


2.-Tenía los labios más hermosos del mundo. Tanto que incluso una picadora se enamoró de ellos. Ahora ya no los tiene.




3.-En su relación existía un silencio tan ruidoso que no la dejaba oír nada. Un día vació sus conductos auditivos y se cortó las orejas. Ahora podía inventar diálogos donde ella mascaba chicle.




4.-Todas las mañanas se despertaba cargada de entusiasmo, ilusión y planes para el día. Sin embargo en el trayecto desde sus sábanas hasta el mundo siempre ocurría algún suceso por el que su pie izdo tocaba el suelo antes que el derecho, arruinándolo todo sin remedio. Harta de no poder evitarlo, una mañana se lo cortó. El miembro mutilado llegó antes al suelo que su pie derecho (por última vez)


5.-Le confesó a una amiga lo mucho que necesitaba abrazos y lo incapaz que era de conseguirlos. Su amiga le dio un gran consejo: "siempre que necesites un abrazo, dúchate con agua caliente. Es lo más similar al reconfortante contacto humano". A las dos semanas su dermatólogo le comunicó que se había destrozado el manto ácido.


6.- Ella estaba desesperada porque no conseguía encontrar el amor. Una tarde leyó en un libro que el amor era ciego. Cogió una cucharilla de café y se sacó los ojos.




7.-Tenía el corazón más grande y bello del mundo. Hasta que se enamoró de una bala y la bala de él.










Female.

martes, 11 de enero de 2011

Cuentos vulgares para seres especiales.

Érase una vez una niña mediocre en toda la plenitud de la palabra. Un día decidió internarse en un extraño bosque haciendo caso omiso de su instinto. Caminó y caminó llenándose de heridas y rasguños provocados por las ramas de los árboles y sus pies descalzos. Casi no le quedaba aliento y apenas tenía fuerzas pero seguía andando, como hipnotizada. Comenzó a llover pero la niña no se detuvo, buscaba algo o a alguien pero no sabía el qué. Algo guiaba sus pasos. Cuando estaba a punto de desfallecer descubrió un claro abriéndose ante ella. Allí dormía otra niña, hermosa como la más delicada de las flores, ataviada con un roto vestido hecho jirones y sembrada de cortes y magulladoras como ella. Tembló, se sintió avergonzada de su aspecto. La otra niña era tan tremendamente guapa. Necesitaba calor, seguía lloviendo y tenía miedo. Se acercó a la otra muchachita y se acurrucó junto a ella, poco después se quedó profundamente dormida. La noche avanzó y le siguió la mañana. El Sol amaneció y la niña se encontró sola en medio del claro. Sintió un extraño desasosiego, volvió a sentirse terriblemente sola. Minutos más tarde apareció un bellísimo lobo de pelaje espeso y oscuro mirándola con penetrantes ojos negros. La niña no vaciló, se acercó al lobo y lo acarició tiernamente. El lobo besó su mano pacíficamente y la condujo a través del frondoso bosque. La niña siguió al animal a través de la maleza. El lobo la guió a un cristalino lago de paisaje bucólico lleno de muchachas como ella, heridas y cansadas, con un aspecto que indicaba demasiada edad en sus mentes para sus jovenes cuerpos, miradas como la suya. Sin embargo, todas ellas hermosas como la flora del campo, a cuál más bella. Reconoció entre el conjunto de criaturas a la niña de la noche anterior y se sintió confortada de nuevo. Las muchachas jugaban allí con los lobos, se abrazaban y besaban entre ellas, arreglándose los cabellos y los vestidos. Encontrando consuelo en su mútua desesperación. La chiquilla se acercó a las demás y se metió en el lago. Nadie preguntó nada. La niña de la noche anterior la miró curiosa y se aproximó a ella, le dio un tiernísimo beso en los labios y se escabulló sonriéndole. A nadie le importaba de dónde venía, por qué vagaba o dónde se había hecho aquellas heridas. Aunque no era bonita como las demás, se sentía a gusto en aquel extraño caos sin sentido, comprendida por primera vez en su vida. Un lobo se cruzó entre sus piernas, ella se desnudó sin pensar, maquilló sus labios entumecidos con la sangre de un corte abierto y sonrió, inexplicablemente. Se lanzó al agua. Ahora lo sabía, era una muñeca rota, destinada por siempre a ser un objeto demasiado complejo y sucio como para que nadie le prestase atención alguna. No le importó, ya no estaba sola. Ella era Alicia, Alicia en compañía de lobos. Nunca secó sus lágrimas, nunca negó su naturaleza y la cruda verdad. Encontró una colmena repleta de insectos perdidos y desorientados como ella, dentro de aquel paraíso de soledad individual. Las hijas de la tentación, expertas en derretir entrepiernas pero torpes y desvalidas en asuntos del corazón. Alicia encontró la paz en un beso descuidado de otra de aquellas niñas malditas. Ya no estaba sola, nunca más.




Female.

Salvadidas.

Los sentimientos como cientos de ríos fluyendo a través del valle de mi cuerpo de carne.
Acechando beligerantes a la altura del ombligo, lloviendo por las puntas de mis dedos hasta tus pies.
Océanos tumultuosos lamiendo mi pecho embadurnado de espuma.
Todo el gélido hielo se concentra en mi esternón, tal vez un poco a la izquierda, buceando.
Las piedras rebotan en estelas imposibles y se hunden.
¿Dónde está tu boca?
La eternidad existe en el espacio entre nuestros suspiros.
Muerte al reloj.
Naufragio.



Female.

Una cara pecosa.

Su rostro era como un mapa de estrellas y yo dibujaba con las yemas de mis dedos las constelaciones de sus lunares, combinaciones imposibles en las que esculpía a conciencia las letras de mi nombre en el firmamento de su cara. Rayos de luz que se negaban a abandonar el contacto de su piel de nieve y herían la pulcritud de su palidez como diminutos besos dorados. Uno tras otro, desordenados en su caótica belleza, sembrando sus facciones de girasoles caprichosos. La vía láctea compuesta por pequeños soles que desaparecen y reaparecen engañando nuestras miradas, una guía estelar de cincuenta razones para enloquecer en su boca. Ella era así, tenía los ojos verdes y una cara pecosa.


Female.

Alicia y las hijas de la tentación.

Quiero poner mis labios sobre los tuyos, intercambiar con nuestros fluidos canciones en idiomas ocultos. Que tus dedos y los míos pierdan la independencia y se fundan en un mar de carne fría. Desnudar con tus ojos la cara oculta de mi pecho y arrancar de tus pestañas cada uno de tus versos. Bailar mi lengua en tu vientre, ritmos paganos y oscuros que enloquezcan mis latidos como tambores étnicos destrozando a susurros tus oídos. Párpados silenciosos que se buscan más alla de la mirada. Entre los pliegues de tu falda duermen mis cinco sentidos. Calor efervescente de sensaciones femeninas que se toman y se pierden como migratorias golondrinas en busca de nortes de tu sur y oeste en mi camino. Bocas que se intuyen y se diluyen a centímetros, poco a poco. Niñas caprichosas que se aman y se destrozan, animales ateridos de frío que a pesar de haberse encontrado, ya se han perdido.

Female.

Ochi Chernye.

Fugas en sus ojos. Petróleo vertiéndose sobre las costas de mi cuerpo, contaminando los océanos de mi mente. Inmóvil y enredada en las olas de su marea más oscura que la noche. Miradas de oro negro. Altamente inflamábles, vapores tóxicos exhalados por el batir de sus pestañas. Combustible eterno de una llama hecha de hielo. Agujeros que todo lo engullen y no entienden de clemencia. Miran como si fuesen obra de la naturaleza, ignorantes de su hechizo y su poder. Me hundo. Ahogándome en sus reflejos irisados. El negro no es la ausencia de color es la mezcla de todos ellos. Tan brunos como las alas del cuervo, aquel cuervo que dijo: nunca más.


Female.

Poema de un pintalabios.

No me gustan tus labios
porque son de terciopelo
y la miel de tu boca
que pervierte y evoca
perjudica más que el veneno.

No me gustan tus labios
porque al morderlos
al sonreírlos y lamerlos
mi razón pierde la cabeza
y se corrompe mi cuerpo.

No me gustan tus labios
dos medias luna de hielo
que se curvan picarescas
como frutas prohibidas de deseo
insinuando cuanto yo quiero.

No me gustan tus labios
voluptuosos y carnales
porque no entienden de fidelidades
y olvido mis principios
ante sus sensuales levedades.

No me gustan tus labios
rojos venéreos y sugerentes
de mordiscos sagrados
hechos para ritos paganos
obsesionando mi mente.

No me gustan tus labios
porque nunca se cierran
y el aire los roza
mientras mis deseos tiemblan
maldeciendo tu esencia.

No me gustan tus labios
ni su desquiciante belleza.
No me gustan tus labios
porque mi boca no los besa.



Female.

Diciembre evolutivo.

Amanece Diciembre, huye perseguido por el peligroso Enero. Nunca más un nuevo comienzo. En las calles mojadas reverbera el eco de unos tacones pasados. Pretéritos en los que tu calor paliaba mi frío. Cenizas besadas por un velo de escarcha. Un billete de autobús de una fecha antigua aún por llegar. Querrás lo que debas querer y no desearás lo que no debas desear. Apatía estoica que me impida padecer. Olvidarse de sentir. Todo aquello que sucede está destinado a ocurrir. Ausencia de luchas contra nosotros mismos. Independencia de reputación, eres tú, no soy yo. Las opiniones ajenas escapan a mi control, así está bien, autodeterminación. Cuando eches la vista atrás desde la senda del perdedor verás mi boca a tu espalda, buena suerte valiente, no quisiera estar en tus pisadas. De mi debilidad nace tu fuerza. Excusas que se pierden y se ponen perdidas entre tus dos piernas. No siempre obtenes lo que anhelas, ni si quiera lo que necesitas. Niégame pero sabes que no voy a desaparecer. Nos veremos en tus sueños. Otra vez.



Female.

Abraxas.

¿Qué le dijo el escorpión a la rana? No puedo evitarlo, es mi naturaleza.
En la naturaleza, los conceptos bien y mal no tienen cabida. Negar tu naturaleza, luchar contra ella es renunciar a tu más profunda esencia. Resistir tus impulsos es rechazarte, contenerte y reducir tu potencial en favor de ridículas normas morales y sociales cuya única función es mantener en vereda, encadenado, al ser humano. Desde niños nos han enseñado a someternos a un juicio constante, calificarnos y clasificarnos, negar todo lo que se considera inadecuado, atentando contra nuestro ser, modelándonos tal y como nos han diseñado. Nos acusan de lobos una vez nos han metido en una jaula. Deberíamos cesar de definirnos, concedernos todas las posibilidades de ser. Gustaría de probar cuantas cosas se pusieran ante mí, todo lo que me tentara y entonces, poder escoger. Ignorar que algo existe no hará que desaparezca, pasar por alto nuestros pensamientos oscuros, nuestros anhelos indecentes solo los ocultarán del resto de los humanos pero no de nosotros mismos. Hipócritas por obligación. Recriminando a los demás lo que nosotros mismos no somos lo suficientemente valientes de manifestar. Mis intenciones son sinceras, la perfección es masturbación (como bien escuché de los labios caústicos de Tyler Durden) La dualidad del ser humano es indiscutible. Los remordimientos son la forma de tortura autoinflingida más cruel que existe. Acéptate a tí mismo, no pelees contra tu instinto. Libérate de las convenciones, experimenta, fluye. Regálate la oprtunidad de conocerte a todos los niveles. Desnúdate ante el mundo y ante tí mismo. No es una cuestión de amor propio o autoestima, no tiene que ver con la estoicidad ante lo inevitable, en absoluto. Déjate llevar, prueba la manzana cada vez que sientas el deseo de hacerlo porque esa es la única realidad que importará. Ama a cuantas personas permita tu corazón, si tienes necesidad de odiar, hazlo y eleva tus sentimientos a la máxima potencia. Se trata de libertad, se trata de elegir no elegir. Nada debe condicionarte, quien realmente te quiera, comprenderá. No temas herir a los demás, nadie jamás culpará al mar, todos somos volcanes que tarde o temprano entrarán en ebullición, cuantos más diques sean puestos más destrozos ocasionarán al explotar. Si nada malo existe, nada puede lastimar. Mi libertad no termina dónde da comienzo la tuya, se ve reforzada en ella. Derrumba el muro, corta los hilos, abraza la cara oculta de tu vida, dale un eterno beso a Abraxas. Sin osuridad no hay luz. Hicimos el amor en la oscuridad.



Female.

Eulogy.

Sí, has luchado contra todo, pero cada vez me preocupa más la idea de que nunca has estado a favor de nada. Sí, sabes criticar y quejarte y juzgarlo todo, pero ¿a dónde te lleva eso? Quejarse no equivale a crear algo. Rebelarse no es reconstruir. Ridiculizar no es reemplazar. Habéis destrozado el mundo pero no tenéis ni idea de qué hacer con los pedazos. Nuestra generación, la forma en la que hemos ridiculizado todo, no ha hecho que el mundo sea mejor. Hemos invertido tanto tiempo en juzgar lo que otros creaban que hemos creado muy pocas cosas propias. Has usado la rebelión como una manera de ocultarte. Has usado la crítica como una falsa participación. Solamente parece que hayamos logrado algo. Nunca hemos hecho ninguna contribución valiosa al mundo.
Mis queridos misántropos, seguid culpabilizando a la humanidad de todas las tragedias. Continuad recreándoos en vuestra comodidad acusadora mientras observáis por encima del hombro con agresividad pasiva como todo se reduce a escombros. Dad un trago más a vuestra copa, una calada más al puto opio del pueblo, vuestra actitud, automasturbación.
Si necesitáis un mártir, aquí tenéis mi cuerpo, ¡crucificádme! Mientras vosotros reducís el mundo a cenizas, yo me encargaré de hacer que la humanidad resurja como un bello y poderoso fénix. Yo salvaré vuestras vidas. Destruir para reconstruir, eso es lo que hace falta, menos antihéroe y más heroína.

(Chuck Palahniuk (Asfixia) y mi cerebro)



Female.

Nec-romanticismo.

Esta noche, allá en mi cama,
ví yacer un alma en pena,
que del más puro bermellón
hubo redibujado sus venas.

Gracilmente cubierto el cuerpo
por un fino sudario de seda
y en el espacio entre sus labios
pétalos de rosas rojas y perlas negras.

Ha muerto y resucitado
veces como suspiros libera
el mismo silencio exacerbado
vacío ya de su presencia.

Reposa sobre el colchón
luciendo tan inerte como bella
ornamentada su palidez con cardenales
y dos lirios blancos en la oscura cabellera.

Brillando con refulgente luz
bañada de dolor de estrellas,
llena la estancia de negritud
liberada ya de toda su tristeza.

Velando su lecho siete gatos
maullándo un requiem de afonía,
la llora únicamente la soledad
se viste de negro luto su agonía.

Siento bajo mi calor su cuerpo frío
entra en ebullición mi entrepierna,
anhelo transformar su hielo en río
como nadie jamás deseó quererla.

Construyo mi lápida para ella,
no de mármol si no de besos,
escucho la ausencia de sus latidos,
memorizo el mapa de su cuerpo.

La causa de su defunción
la razón de mi pesar,
palabras dicta mi boca
que nunca ella podrá escuchar.

Ya llega al cúlmen mi virilidad
mi alma no responde a mi placer
eterno amante de una muerta
cuya mente ya no podré poseer.

Necrofilia pecaminosa y devota
una semilla que no podrá jamás florecer.




Female.

Dominio de vermillion.

Ella no está. Cerró la puerta. Grito, araño, como un animal contra las rejas de su jaula. Me hiero las manos. Nada, no me oye. Por mucho que la rodeo solo encuentro su espalda. Mis pesadillas forman la efigie de su rostro, una y otra vez. Se fue, se esfumó. Me he convertido en un mosquito idiota que ha perdido su luz, molesto y desorientado zumbando en un oído que está cansado de escucharme. No me rindo. Todavía echo de menos el sabor de unos labios que me enseñaron a besar. Cinco letras, miedo. Demasiado joven para estar tan cansada, sucia y bella a partes iguales. Veneno puro color vermellón ¡Maldita niña! Rocíame de insecticida de una vez, diseccióname y clávame en tu mesa de experimentos. Quiero ser un cadáver más para que juegues a las muñecas. Necesito hacerte sentir bien. No, no te alejes. Camina en mi dirección. Estoy de rodillas, chillando, ¿no me oyes? Soy la polilla escondida entre tu ropa, borracha de tu olor. Rabia e impotencia. Un asesinato, culpables, una condena. Vuelve. Mosquitos, polillas, una rata enjaulada. Ni tengo sentido ni merezco la pena ¡Maldita niña! Adicta a tu sangre, picaduras, mordiscos. Sigo zumbando, posada en tus labios. Muerdes, tragas, digieres, estoy dentro de tí, corroída por los ácidos de tu estómago. Esa es la muerte que quiero para mí. Mi garganta en carne viva. Tu nombre. Cinco letras, miedo a que no vuelvas. La canción que nadie canta y no puedo sacar de mi mente. Tarareándote hasta que me vuelvas loca, completamente. Lo sabes, lo has sabido desde siempre. Mírame, quiero que me veas. Necesito que me escuches, nada era mentira.




Female.

Origen.

Flotando en formol. Cansada. Un hormigueo vital arde bajo una piel que aún no puede sentir. Mi corazón late a destiempo, arrítmica y acelerada. Viscoso. Regreso. Me siento embotellada. Quiero romper su mundo, nacer como él. Dejar de respirar líquido, inhalar humo de tus pulmones negros de alquitrán. Suciedad. Deseo mostrarme a través de las entrañas, llena de sangre, llorando. Desgarrar el origen de la vida y amanecer. No tengo miedo tan solo me faltan fuerzas. No encuentro la salida. Golpéo la carne blanda del vientre materno, suavemente. Floto lentamente, girando en mi realidad antigravitatoria, anestesiada. Mis ojos no pueden ver aún, es mi mente la que crea. Yo soy la suprema haceedora de la realidad, no hay dioses. Sólo existo yo, nada más. Tú serás mi profeta. Cuando nacemos, la primera vez, deberían obligarnos a hacerlo por nosotros mismo, erradicar cualquier intervención externa. A día de hoy tendría el recuerdo primigenio de mi propia naturaleza, la única. Estoy perdida. Atrapada en un útero artificial y plastificado. Me entrego al sopor hipnótico. Mi mente se va, se disuelve. Fundido en negro. Mi primer aborto. No he nacido, ya estoy muerta. Nada existe.




Female.