viernes, 16 de diciembre de 2011

Hablo de ti, Soledad.

Soledad era una mujer con los ojos húmedos y los labios secos. Estaba enamorada de la Luna de madrugada y no había nada en el mundo que le diese más miedo que su reflejo anónimo en el espejo. Era un ser tremendamente inútil,lloraba dos veces al día y suspiraba cinco al minuto. Antes contaba cuentos a los adultos y versos a los niños, ahora; vestida de plañidera cuenta sus penas a oídos cansados que ya están sordos. Se le fueron cayendo los besos y las sonrisas como a un árbol en otoño y se quedó desnuda mientras el frío abrazaba su tronco.La luz del alba que bañaba su cuerpo cambió de alojamiento y su llama se apagó justo a principios del invierno. Los cinco años de su ternura le pesan como toneladas de arena sobre los ojos. La jaula que nunca quiso ahora tiene tres cerrojos, el mundo fuera de sus sábanas ya no le parece un territorio a explorar, tierra de hadas. Se cortó ella misma sus alas por miedo a la caída. Todo le asusta, está perdida. Se está perdiendo y no hay salida. La que un día era dama de la libertad, quiere cadenas que sujeten sus ataques. Quiere que la quieran, quiere que la amen. Llenarse de algo, llenar a alguien. Antes la llamaban Alma, ahora la llaman Soledad pero ella ya no escucha. Y camina por sus pesadillas, sola, taciturna. Una de tantas, historias de Soledad.


Female.

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