domingo, 31 de enero de 2010

Experiencias extra-musicales.

Inexistencia de ninguna verdad objetiva.
Ojos negros, ojos negros, ojos negros...
Susurros de jueves en sábado noche.
Disparos iluminan la estancia.

Me encontraste entre los escombros, apoyada en el único muro que aún quedaba en pie. La lluvia golpeaba mi pálida piel con la queda violencia de los elementos. Empapada, te invitaba con la mirada, te incitaba con los labios. El cuerpo desencajado, gasa roja adherida a mi humedad congelada.

Te acercaste con aire de canalla galante, solo pretendías hacerme notar tu presencia apabullante.
Apenas fingí advertirte pero sabías que mi instinto almacenaba cada uno de tus pasos.
Cruce de miradas, de esa manera tan peculiar, tú la tomas entre tus labios, yo me sumerjo entre sus brazos. Seguimos mirándonos.

Fingiré siete veces más, quiero ver que hay detrás de tu imperturbabilidad. ¿Es esto lo correcto o no? Nuna confíes, nunca esperes nada de nadie, y nunca podrán decepcionarte. A este chico solitario no me tengo que acercar. Puede que fuese una promesa o una premonición.

Me sumerjo en otra nueva copa, al ritmo de The doors todo parece posible. Te observo al caminar, me invade una indescriptible y extraña sensación, Alicia ha bebido de la copa y poco a poco comienza a encoger.

Puede que uno no deba fiarse de los animales heridos, pero tu eras un experto cazador. ¿Mentías? El cazador encantado.

No tengo que esconderme, alguien me encontrará. Hacer siempre lo incorrecto es una forma de acertar. La mañana me sorprende dónde muere la ciudad, yo busco tu fuerza y ofrezco mi debilidad.

Aquí las noches llegan y mueren en un suspiro, todo lo que nace lo hace como por error. Es mi mundo derruido, lo que hoy nace puro mañana está podrido. Lo natural es odiarse pero aún queda este muro en pie. ¿Deseas derrumbarlo?

Mátame si ya no te soy de utilidad. Mátame tras leer el mensaje. Házmelo saber. Hoy me he desnudado sin quitarme el traje.

La noche sigue avanzando y empiezo a recordar. El más viejo de los ritos. ¿Fuiste tú, fui yo o fue algo sencillamente superior? Ambos supimos desde el primer momento que aquello habría de pasar. Me resbalé por tus "tes", te escurriste entre mis "erres", las "as" se pegaron a mi cuello como gotas de lava ardiendo, arrasando con mi piel. Con tus manos examinas cada rincón, y me diluyo, te desarmas sin querer. Esos ojos infinitos oscurecíendose sobre mi, tu voz, esa voz... susurrando cosas absurdas. Un segundo, un minuto que no puedo traducir, una hora de puro cielo en el infierno.

Recapacité mientras los demás seguían divirtíendose. Me lo tengo prohibido, pensar en tí y siento que me he perdido. A fin de cuentas, ayer te ví tan odioso y tan extraño, tan atrayente y borracho. Tu también me viste, dudé pero no quise arriesgar, nunca fui muy valiente. Hice bien, estabas armado hasta los dientes.

Y todo seguía girando a mi alrededor y yo me dejé arrastrar por el torbellino ambiental, para terminar mi noche entre unos brazos cálidos que no son los tuyos. He sido fuerte, he sido débil, como nosotros, como siempre.

Y entonces, cuando todo ha terminado, llega un "te quiero" inesperado de los que realmente significan algo. Quiero dormir a su lado, acostarme contigo y escuchar las mismas palabras de distintos labios, los dulces y los acerados. Filos y Ágape.

Sigue lloviendo y tu cama es parte de mi corazón, no respires, no te muevas, no despiertas al dragón. Hazlo.


Ahora o nunca, ahora o nunca... yo dije ahora, tu dijiste nunca (más)

¿Mentías?


Esta noche un lazo rojo me hará compañía.



Agradecimientos especiales a Mademoiselle Rosenvinge y al Señor Vegas, por prestarme sus voces y experiencias.





Female

lunes, 25 de enero de 2010

La sonrisa del Joker.

Allí estaban ellos, la corte de supremas deidades en cuyas manos reposaba toda verdad.
Permanecían sentados en sus arrogantes tronos de oro y marfil, bebiendo, teorizando sobre sentimientos ajenos y riendo de las torpezas de los mortales, tan débiles, fútiles y quejicas, criaturas manipulables y deshechables.
Su olimpo particular, un antro dónde corre el alcohol y la música estridente. Allí las tardes transcurren vacias y ellos las llenan con sus humillaciones, inteligentes conversaciones y su particular habilidad para enredar moscas en las telarañas. Depredadores de inocencia, macabros directores de la orquesta de la humanidad que desprecian porque han perdido.
¿Quién vendrá esta noche a la cena de los idiotas? ¿Quién será el ganador?
Hace siglos que olvidaron lo que significa ser un mortal. Desde su superioridad castigan con sus duras palabras todos aquellos comportamientos y debilidades que tan atrás en el tiempo, cuando aún no habían alcanzado el orden divino, ellos mismos padecieron.

Ahora se han cansado de filosofar sobre la vida en el fondo de sus copas, ya no encuentran divertidas las calamidades de su tropa de clónicas ovejas, ¡oh, al morir hacen tanto ruido! El murmullo de sus patéticas voces, el crujido de sus huesos al partirse bajo el martillo de Thor, les levanta un molesto dolor de cabeza, les irrita.

¡Callad! Nuestros amos y señores quieren que soportemos la tortura sonriendo, no osemos contradecirles. Ya no entienden la ilusión, la esperanza ha sido olvidada. Cuando ellos apuestan lo hacen asumiendo su derrota, nunca emprenden nada si no han asegurado todos sus pasos. Si no hay riesgo, no hay caída. Si hay caída ha sido tan anunciada , tan mentalizada y asumida que ni siquiera les duele.

Nosotros, en nuestra hilarante ignoracia creemos aún en el ser humano, nuestra confianza nos ciega y ponemos tanta pasión en nuestros empeños que siempre esperamos que esta vez todo sea diferente. Sin ilusión no hay dolor, pero ¿qué sentido tiene comenzar algo en lo que no crees?
Amén, no oses cuestionarles.

Sacrificios, vírgenes frente a sus altares, adoración sumisa. A pesar de todo siguen deslumbrándonos.

Pero, queridos míos, mis señores, ha llegado la REVOLUCIÓN.

Seré la próxima víctima. Desnúdame, no me resistiré. Toma mi cuerpo entre tus manos, escúpeme, humíllame, átame de pies y manos y clávame a una estaca. Arranca jirón a jirón mi piel, fustígame, aráñame, tortúrame, golpéame con manos y pies... de mis labios no oirás el más mínimo quejido, no habrá súplicas ni llantos. Aceptaré todas y cada una de las crueles maniobras que quieres practicarme.
Llena mi piel de cortes, hazme dormir sobre clavos ardiendo, desángrame, ahógame, quiebra bajo tus dedos cada uno de mis huesos, desgarra mis músculos con tus dientes feroces... no habrá lágrimas rodando por mis mejillas. Sonreiré.

Por último, pon mis restos bajo el foco de luz, que comience el espectáculo. Mi cuerpo arderá para tí en la hoguera, calcinando hasta las cenizas cada una de mis células. La única respuesta que recibirás: una mirada desafiante que te excitará hasta la perdición.

Y entonces tendrás lo que creías querer, una muñeca de porcelana de mirada vacia y negra, espejos de obsidiana que devuelven tu propio eco interior. No habla, no miente, no llora, no se lamenta, no se queja, no confía en nada ni nadie, no siente, no ama. La sentarás junto a tí en el trono como el diminuto espectro que acabas de matar. Siempre en silencio, mirándote con la macabra sonrisa del Joker en los labios.

Nadie sobrevivió a la criba, ni siquiera tú. Tienes lo que quieres, ¿es eso lo que deseas?

Los dioses siguen gobernando, ya no tienen cabezas de turco sobre las que descargar su odio, ahora disfrutan representando eternos juegos de marionetas y anhelando aquellos tiempos dónde los muñecos cobraban vida en la oscuridad.

Fue un levantamiento pacífico, no victorioso. La humanidad ha muerto y ahora ellos tendrán toda la eternidad para lamentarse, eso sí, que corra la cerveza y alguién ponga Stairway to Heaven, sus errores son mucho más importantes y las quejas bien rimadas siempre son más respetables.



No, nadie conseguirá hacerme callar, ni siquiera tú.

Se te olvida una cosa terriblemente importante, el hielo congela, preserva y QUE-MA.


Why so serious?
¿De veras no tienes nada qué decir?

Female

viernes, 22 de enero de 2010

Cuadro: la penitencia.

No quiere, no puede. Lanza gritos, aullidos desgarradores, infernales llamadas en el más clamoroso de los silencios. Mensajes en una botella lanzada al océano cuyo único y legítimo destinatario gusta de ignorar concienzúdamente. A veces escribe en letra cursiva y escarlata, otras destaca en verde... la mayoría desdibuja caractéres de tinta azul-escolar sobre un retal de papel. En ocasiones, contadas ocasiones, no importa el qué sino el cómo.

Viste una amplia camisa masculina a cuadros que cuelga desgarbada y desafiante de sus pálidos hombros, su cabello oscuro y revuelto oculta la mitad de su rostro como un velo de negro terciopelo. La escasa y ambarina luz del cuarto incide de súbito sobre su rostro y podemos apreciar en sus facciones vestigios de eye-liner aguamarina, rimmel y labial rojo. Pende de su cuello un argentino colgante, una pequeña y hermosa esfera irisada abrazada por laberintos de plata labrada, que tintinea levemente a cada movimiento, como un coro de ángeles.

Unas noches se llama Minerva, otras Lolita, otras puedes llamarla como desees y algunas ni siquiera tiene nombre...

Está encaramada sobre el sofá color verde bosque, frente al ventanal, la ventana abierta. El tibio aire nocturno inunda la estancia de un reconocido sabor a libertad y desenfreno animal. Una mezcla entre melancolía y lujuria ansiosa se apodera de ella. Una canción suena de fondo y sus labios comienzan a moverse. La noche, las luces de la ciudad y sus ojos. Respira, se pregunta un inocente por qué y sonríe, siempre sonríe, gracias y a pesar de todo.

La música retumba como un himno, una marcha bélica, un beso.

Piensa en su nombre, no es y nunca será. Una tímida lágrima recorre sus mejillas y de su sonrisa nace un arco-iris. No es y nunca será - se repite una y otra vez.


Nínfula, devochka, mujer fatal... no son más que las piezas de un puzzle que nadie parece estar dispuesto a encajar. That´s okay, ¿who cares?

Está dispuesta a ser un buen equipaje a cambio de un frasquito de libertad pura y dura, sin aditivos.

Quiere las alas de un ángel y poder volar.

Quiere una cruceta con la que poder jugar de cuando en cuando.

Sólo quiere unos brazos cálidos que la acunen y acaricien sus cabellos durante las noches blancas.

La luna está ahí, ella está ahí, nadie escucha sus aullidos.


Y sin poder evitarlo sus labios entreabiertos comienzan a susurrar su nombre, una y otra vez, en espiral... Millones de arco-iris crecen a su alrededor en la estúpida noche de viernes. No debió hacerlo, pero lo hizo y está pagando sus consecuencias.

Eddie sigue cantando y ella culmina: we´re safe tonight.


Siempre termina las noches mintiéndose dulcemente.



¿Quién recojerá nuestros preciados fluidos cuando esta guerra culmine?


Tan sólo es una muchacha contradictoria... A veces, yo también necesito sentirme querida.



¿Qué es esto?


¿Quién escribe? ¿Qué significa?


¿Quién es él?


¿POR QUÉ?




Je m´en fous.









(hache eme, hache eme, hache eme)






Female

jueves, 14 de enero de 2010

Cuentos a la hora de dormir.

Nadie parece entender nada, salvo ella.
¡Oh! Cuán hermoso puede ser el mundo
a través de los ojos de una pálida doncella.

Calla siempre las palabras exactas.
¡Juega a adivinar lo que piensa!
¡Únete! ¡Ríndete! Ella siempre gana.

Carreras de miradas oscuras
a lo largo de la espina dorsal del lobo.
¿Alguien quiere té?
Nunca hay contestación para sus banalidades,
allí dónde todos son hermosos y solitarios.

Tiembla la luna secándose al Sol
pero ella no llora hoy entre sus bazos.
Algunos dicen que no la quiere,
otros, que la ama demasiado.

Charcos en la recta de la infinita carretera,
una persecución de conejos blancos,
recogiendo flores y setas.
¿Dónde está Alicia?
¿Se habrá fugado con ella?

Viento gélido, canción antigua,
medias desgarradas,
misterio en la mirada,
fraglidad complicada,
se para el reloj.

A lo lejos el eco de unas pisadas:
¿Es ella que vuelve?
¿Es él que va a buscarla?
Alguien susurra una consonante,
gota a gota.

El fuego devora las últimas páginas.
Sus labios nunca llegan a cerrarse.
No, nunca.
¿Está viva o ha muerto?

La echo de menos,
la echas de menos.
Él no la encuentra.
¿Y Alicia?

El ocaso, la puesta de Sol,
una negra habanera,
un vendaval,
el mago de Oz.

-¿Qué quieres tú?
- A ella
- El hombre de hojalata quería un corazón.
Ella también:
El tuyo.





Se oía en la campiña el sonido de tambores ... ¿Dónde?

Las niñas se agolpaban en pos de la mecedora, la hora del cuento.

Female.


martes, 12 de enero de 2010

Armisticio.




Hízose el silencio,
dejó la sangre de manar,
callaron los fusiles,
los mudos volvieron a hablar.

El polvo cubrió las bombas,
la ceniza del cielo desapareció,
brillaron refulgentes las ruinas,
un nuevo día emerge de la destrucción.

Telarañas en los gatillos,
el chirrido de granadas se apagó,
llenáronse las calles de pilluelos,
de esperanza llenóse el corazón.

Los soldados dejan de ser máquinas
toman sus manos en rebelión,
aún de cadáveres pobladas las calles
negra alfombra de miseria, muerte y desolación.

Las armas evaporáronse,
llenáronse los campos de flor,
la guerra ya no tiene sentido
ni para el tullido, ni para el señor.

Grita una mujer, con queda desesperación:
"La guerra no da más que perdedores,
un nuevo mundo traerá la redención"
Quédamente se la llevan los gendarmes
ha muerto el caos, falleció la destrucción.

Sólo matan ahora las palabras,
el hambre, frío y suciedad,
asesinas injusticias
recorren aún la ciudad.

Muerte rápida de balas,
por tortura lenta de crueldad,
si ya no quedan personas
acabóse la desigualdad.

Llegó el fin del bélico estallido,
la conciencia y el suelo se han de limpiar,
caven tumbas para los muertos
y para los obligados a disparar.

Entierren el pasado,
en la hoguera del ayer
dónde arderán nuestros cuerpos
desterrados para no volver.

Trompetas de apocalípsis

en un infierno terrenal
Se acabó la guerra,
se acabó la paz.



Raídas banderas blancas all allong the wachtower.



Female

martes, 5 de enero de 2010

La Puta Onírica.

Una noche cualquiera
de excesos y tristezas,
laberintos endeudados
a base de champagne.

Como fruto de toda esta mierda
mis circunstancias tomaron forma
y apareció ella
entre las brumas de mi consciencia.

Tenía los ojos oscuros
y cobraba por horas
y aunque estaba desnuda y extraviada...
¡maldita sea!
no sabía que las musas fuesen tan caras.

Me miró con ternura y supe que era una puta
puede que fueras tú
¿Te conozco o ni siquiera me atrevo a soñar?

Sonreíste con picardia,
extendiste tu mano
y susurraste: vamos a jugar.

Te maldije tantas veces...
ya he perdido y aún no has empezado a atacar.

Al menos detén el tiempo
y déjame disfrutar
efímera caprichosa
con labios de cristal
que se rompen en un beso.

Un millón de esquirlas
clavándose hasta matar.

La sangre y la saliva
panacea curativa
de todo mi mal.

Y no eras más que una puta
a la que conocí en un sueño.

Pandora, Lillith, Lolita y Salomé
me dejé deslumbrar
por tus aires de mujer fatal,
no supe adivinar
que algún dios resentido y tentador
te enviaba en nombre de la perdición.

Y pese a todo esto,
no eras más que una puta
que perdí al despertar.

Tu maltrato y mis heridas,
fantasías prometidas
de toda mi oscuridad.

Entre la luz de tus piernas
se encendió la llama de la verdad
y como una revelación,
se descorrió el telón
y la obra nunca tuvo un final.

Y en cuanto a tí,
no eras más que una puta
que nunca volví a soñar.

¿Qué pensaría Freud de esto?
Si desde aquella noche de verano
no he hecho otra cosa
que tratar de volver a verte a toda costa.

Le he pedido cuentas a Morfeo
y es que, mi pequeña puta,
simplemente te echo de menos.

Está claro, estoy loco y esto duele,
me he enamorado de una puta
que vive en un sueño que no vuelve.

Quizás mi único remedio,
sea dormir para siempre.






PD: no es que no sepa puntuar, me tomo libertades creativas.




Female.

lunes, 4 de enero de 2010

La verdadera historia de Galatea.

Subjerdades concisas varias:

La gente que dice "¿cuala?", "vistes", "me se cayó" ... merece la muerte y es inexorable.

Padezco de verborrea (suena a enfermedad de transmisión sexual con horribles síntomas) fútil, ridícula y de-la-ta-do-ra.

Padezco de misantropía (suena a metamorfosis física de ser humano a hermosa nereida, pero no) excesiva, ingénua y do-lo-ro-sa.

La gente se miente.

Génesis:

En el principio de los tiempos fuí un tosco y vulgar bloque de alabastro en bruto, cuya inexperta belleza podía ser sólo apreciada por los más visionarios genios y locos artistas.
Uno de ellos, quizás el más curioso de todos, decidió acercar sus manos al macizo cuadrilátero, que se descubrió gélido y suave al tacto , pudiéndo percibir apenas un inaudible latido que emanaba inexplicablemente de la roca. Dejándose arrastrar por una corriente que escapaba a su comprensión comenzó a deslizar lentamente sus manos sobre la pulida superficie que comenzó a vibrar. El artista invadido ya por completo de fascinación y deseo creador se valió de sus ardientes manos obstinadas para esculpir derritiendo la marmórea columna en un sin fin de delicadas líneas que se retorcían sobre sí mismas en psicodélicos bailes buscando su propia, única y anhelada forma. No podría dilucidar el tiempo que tomó el fundido y frenético alabastro en recomponer su dura y pétrea estructura, fijando para siempre e inexorablemente su nueva apariencia (de cualquier manera nadie estuvo allí para documentar dicho proceso) El agotado artífice abrió sus ojos para contemplar la creación y descubrió ante él la figura de una nacarada mujer de gesto frío, cruel y triste de un refulgente blanco que irradiaba una densa y cegadora luz. Mudo quedó el hombre de cuyas mortales manos surgiera la pétrea dama, mudo de asombro y conmovido hasta el alma. Lágrimas de impotencia derramó viéndose atormentado por el mal de Stendhal, mientras el corazón acelerábase y las rodillas temblaban hasta hacerle desvanecer consumido por un abrasador fuego interno. No era más que una escultura inerte del más oculto y secretamente adorado de sus deseos. La expresión indescifrable y enigmática de la ninfa de piedra enamoró al desventurado jóven hasta arrastrarlo a la locura, pues había materializado su amor en un abiótico mineral que jamás podría sentirlo. Cegado por su nula cordura empeñóse en caracterizar al objeto que destellante se alzaba ante él, arrancó las finas hebras de negra amargura que su corazón destilaba y las colocó delicadamente enmarcando el pálido rostro, los brunos hilos se fundieron lentamente con los poros del material creando una oscura cabellera que ondeaba dándo vitales esperanzas para alimentar sus desquiciadas intenciones; seleccionó, acto seguido, cuidadósamente dos agujeros negros de lo más hondo de su fuero interno para colocarlos dentro de las blancas cuencas que recubrieron como párpados los oscuros y hechizantes agujeros, y así siguió humanizando a la ninfa de blanca belleza, y con cada uno de sus gestos su mente iba quebrándose sin remedio. El resultado de su absurdo experimento culminó en una muchacha cuya existencia no era mortal ni divina. Cayó de rodillas al suelo, sin saber qué mas hacer para insuflar la vida a su amada inmortal. Mordióse los desgarrados labios de pura rabia y la cálida sangre pendió como un torrente de laba ensuciando su demacrado rostro. Se acercó a la doncella de piedra y besó sus duros y perfilados labios con los suyos aún manando sangre, que como fuente de vida salpicaron de carmesí la imperturbable blancura de la estatua. Cuando sus labios se hubieron despegado lo que encontró ante sí no fue ya la muerta fémina si no una jóven que se adivinaba real, humana, con sangre palpitante recorriendo su piel de mármol, que movíase con gracia divina e infantil torpeza. Fue así como nació ella. Ahora el enamorado podía sentirla, podía adorarla viva y consciente, para sí, para siempre. Inexperto y apasionado como era no se percató de la ausencia de un corazón en su amada.
¡Cuan cruel creador!, destinada estaba la jóven al sufrimiento, pues para todos es sencillo comprender que nada puede recibir quien nada puede ofrecer. Aunque fue amada con todo el alma y todo el ardiente fuego de los locos, poetas, artistas y genios, nunca ella pudo dejarse amar ni conocer el amor. A fin de cuentas, no era más que una estatua de alabrasto que pretendía vivir satisfaciendo los anhelos carnales y fingiendo los sentimentales. Ojalá nadie hubiese insuflado ese último soplo de vida en su cuerpo de mármol, dotándola de capacidad de sufrir pero no de amar.



Entendía ella el amor como algo hermoso y complejo, nadie puede alcanzar la felicidad en soledad. Pero comprendía tan bien que el amor era algo que ella jamás podría tener pues quien no ofrece amor, nunca puede ser amado.





A LA MIERDA EL AMOR. PUNTO.


Female

domingo, 3 de enero de 2010

Vapor de agua


Frío, frío y más frío. La eterna reina sin reino encerrada y olvidada en la soledad de su congelado palacio de cristalinos copos de nieve.


Bajo mi piel una fina y delicada capa de dura y gélida escarcha deseando fundirse en un mar de cálidos vapores, deseando entrar en contacto con una fuente incandescente que me calcine y me haga derritirme en un torrente de tibios gemidos.


Dicen que si tienes las manos frías es porque tu corazón es cálido, ¿pero tu corazón es cálido porque tienes las manos frías o a pesar de tenerlas frías? Quizás mi corazón arda con tanta fuerza que ni siquiera el hielo que domina mi cuerpo haya sido capaz de congelarlo. O quizás ese hielo aún está avanzando a través de mí para conquistar tarde o temprano mi ardiente corazón.


Entonces me pregunto ¿manos calientes, corazón frío? Aún no he sido capaz de encontrar una respuesta lo suficientemente satisfactoria como para que merezca ver la luz.


Las mujeres con las manos frías necesitan de hombres con las manos calientes para que sus corazones no lleguen nunca a congelarse. Los hombres con las manos calientes necesitan de las mujeres con las manos frías para no consumirse en sus abrasadoras llamas.


Dos entes irremediablemente destinados a entrar en contacto y desaparecer convertidos en una única nube de denso vaho. ¿Supervivencia o mutua autodestrucción?


Realmente no importa, es placentero. A las mujeres con las manos frías les gusta jugar con fuego.
Female