martes, 11 de enero de 2011

Cuentos vulgares para seres especiales.

Érase una vez una niña mediocre en toda la plenitud de la palabra. Un día decidió internarse en un extraño bosque haciendo caso omiso de su instinto. Caminó y caminó llenándose de heridas y rasguños provocados por las ramas de los árboles y sus pies descalzos. Casi no le quedaba aliento y apenas tenía fuerzas pero seguía andando, como hipnotizada. Comenzó a llover pero la niña no se detuvo, buscaba algo o a alguien pero no sabía el qué. Algo guiaba sus pasos. Cuando estaba a punto de desfallecer descubrió un claro abriéndose ante ella. Allí dormía otra niña, hermosa como la más delicada de las flores, ataviada con un roto vestido hecho jirones y sembrada de cortes y magulladoras como ella. Tembló, se sintió avergonzada de su aspecto. La otra niña era tan tremendamente guapa. Necesitaba calor, seguía lloviendo y tenía miedo. Se acercó a la otra muchachita y se acurrucó junto a ella, poco después se quedó profundamente dormida. La noche avanzó y le siguió la mañana. El Sol amaneció y la niña se encontró sola en medio del claro. Sintió un extraño desasosiego, volvió a sentirse terriblemente sola. Minutos más tarde apareció un bellísimo lobo de pelaje espeso y oscuro mirándola con penetrantes ojos negros. La niña no vaciló, se acercó al lobo y lo acarició tiernamente. El lobo besó su mano pacíficamente y la condujo a través del frondoso bosque. La niña siguió al animal a través de la maleza. El lobo la guió a un cristalino lago de paisaje bucólico lleno de muchachas como ella, heridas y cansadas, con un aspecto que indicaba demasiada edad en sus mentes para sus jovenes cuerpos, miradas como la suya. Sin embargo, todas ellas hermosas como la flora del campo, a cuál más bella. Reconoció entre el conjunto de criaturas a la niña de la noche anterior y se sintió confortada de nuevo. Las muchachas jugaban allí con los lobos, se abrazaban y besaban entre ellas, arreglándose los cabellos y los vestidos. Encontrando consuelo en su mútua desesperación. La chiquilla se acercó a las demás y se metió en el lago. Nadie preguntó nada. La niña de la noche anterior la miró curiosa y se aproximó a ella, le dio un tiernísimo beso en los labios y se escabulló sonriéndole. A nadie le importaba de dónde venía, por qué vagaba o dónde se había hecho aquellas heridas. Aunque no era bonita como las demás, se sentía a gusto en aquel extraño caos sin sentido, comprendida por primera vez en su vida. Un lobo se cruzó entre sus piernas, ella se desnudó sin pensar, maquilló sus labios entumecidos con la sangre de un corte abierto y sonrió, inexplicablemente. Se lanzó al agua. Ahora lo sabía, era una muñeca rota, destinada por siempre a ser un objeto demasiado complejo y sucio como para que nadie le prestase atención alguna. No le importó, ya no estaba sola. Ella era Alicia, Alicia en compañía de lobos. Nunca secó sus lágrimas, nunca negó su naturaleza y la cruda verdad. Encontró una colmena repleta de insectos perdidos y desorientados como ella, dentro de aquel paraíso de soledad individual. Las hijas de la tentación, expertas en derretir entrepiernas pero torpes y desvalidas en asuntos del corazón. Alicia encontró la paz en un beso descuidado de otra de aquellas niñas malditas. Ya no estaba sola, nunca más.




Female.

Salvadidas.

Los sentimientos como cientos de ríos fluyendo a través del valle de mi cuerpo de carne.
Acechando beligerantes a la altura del ombligo, lloviendo por las puntas de mis dedos hasta tus pies.
Océanos tumultuosos lamiendo mi pecho embadurnado de espuma.
Todo el gélido hielo se concentra en mi esternón, tal vez un poco a la izquierda, buceando.
Las piedras rebotan en estelas imposibles y se hunden.
¿Dónde está tu boca?
La eternidad existe en el espacio entre nuestros suspiros.
Muerte al reloj.
Naufragio.



Female.

Una cara pecosa.

Su rostro era como un mapa de estrellas y yo dibujaba con las yemas de mis dedos las constelaciones de sus lunares, combinaciones imposibles en las que esculpía a conciencia las letras de mi nombre en el firmamento de su cara. Rayos de luz que se negaban a abandonar el contacto de su piel de nieve y herían la pulcritud de su palidez como diminutos besos dorados. Uno tras otro, desordenados en su caótica belleza, sembrando sus facciones de girasoles caprichosos. La vía láctea compuesta por pequeños soles que desaparecen y reaparecen engañando nuestras miradas, una guía estelar de cincuenta razones para enloquecer en su boca. Ella era así, tenía los ojos verdes y una cara pecosa.


Female.

Alicia y las hijas de la tentación.

Quiero poner mis labios sobre los tuyos, intercambiar con nuestros fluidos canciones en idiomas ocultos. Que tus dedos y los míos pierdan la independencia y se fundan en un mar de carne fría. Desnudar con tus ojos la cara oculta de mi pecho y arrancar de tus pestañas cada uno de tus versos. Bailar mi lengua en tu vientre, ritmos paganos y oscuros que enloquezcan mis latidos como tambores étnicos destrozando a susurros tus oídos. Párpados silenciosos que se buscan más alla de la mirada. Entre los pliegues de tu falda duermen mis cinco sentidos. Calor efervescente de sensaciones femeninas que se toman y se pierden como migratorias golondrinas en busca de nortes de tu sur y oeste en mi camino. Bocas que se intuyen y se diluyen a centímetros, poco a poco. Niñas caprichosas que se aman y se destrozan, animales ateridos de frío que a pesar de haberse encontrado, ya se han perdido.

Female.

Ochi Chernye.

Fugas en sus ojos. Petróleo vertiéndose sobre las costas de mi cuerpo, contaminando los océanos de mi mente. Inmóvil y enredada en las olas de su marea más oscura que la noche. Miradas de oro negro. Altamente inflamábles, vapores tóxicos exhalados por el batir de sus pestañas. Combustible eterno de una llama hecha de hielo. Agujeros que todo lo engullen y no entienden de clemencia. Miran como si fuesen obra de la naturaleza, ignorantes de su hechizo y su poder. Me hundo. Ahogándome en sus reflejos irisados. El negro no es la ausencia de color es la mezcla de todos ellos. Tan brunos como las alas del cuervo, aquel cuervo que dijo: nunca más.


Female.

Poema de un pintalabios.

No me gustan tus labios
porque son de terciopelo
y la miel de tu boca
que pervierte y evoca
perjudica más que el veneno.

No me gustan tus labios
porque al morderlos
al sonreírlos y lamerlos
mi razón pierde la cabeza
y se corrompe mi cuerpo.

No me gustan tus labios
dos medias luna de hielo
que se curvan picarescas
como frutas prohibidas de deseo
insinuando cuanto yo quiero.

No me gustan tus labios
voluptuosos y carnales
porque no entienden de fidelidades
y olvido mis principios
ante sus sensuales levedades.

No me gustan tus labios
rojos venéreos y sugerentes
de mordiscos sagrados
hechos para ritos paganos
obsesionando mi mente.

No me gustan tus labios
porque nunca se cierran
y el aire los roza
mientras mis deseos tiemblan
maldeciendo tu esencia.

No me gustan tus labios
ni su desquiciante belleza.
No me gustan tus labios
porque mi boca no los besa.



Female.

Diciembre evolutivo.

Amanece Diciembre, huye perseguido por el peligroso Enero. Nunca más un nuevo comienzo. En las calles mojadas reverbera el eco de unos tacones pasados. Pretéritos en los que tu calor paliaba mi frío. Cenizas besadas por un velo de escarcha. Un billete de autobús de una fecha antigua aún por llegar. Querrás lo que debas querer y no desearás lo que no debas desear. Apatía estoica que me impida padecer. Olvidarse de sentir. Todo aquello que sucede está destinado a ocurrir. Ausencia de luchas contra nosotros mismos. Independencia de reputación, eres tú, no soy yo. Las opiniones ajenas escapan a mi control, así está bien, autodeterminación. Cuando eches la vista atrás desde la senda del perdedor verás mi boca a tu espalda, buena suerte valiente, no quisiera estar en tus pisadas. De mi debilidad nace tu fuerza. Excusas que se pierden y se ponen perdidas entre tus dos piernas. No siempre obtenes lo que anhelas, ni si quiera lo que necesitas. Niégame pero sabes que no voy a desaparecer. Nos veremos en tus sueños. Otra vez.



Female.

Abraxas.

¿Qué le dijo el escorpión a la rana? No puedo evitarlo, es mi naturaleza.
En la naturaleza, los conceptos bien y mal no tienen cabida. Negar tu naturaleza, luchar contra ella es renunciar a tu más profunda esencia. Resistir tus impulsos es rechazarte, contenerte y reducir tu potencial en favor de ridículas normas morales y sociales cuya única función es mantener en vereda, encadenado, al ser humano. Desde niños nos han enseñado a someternos a un juicio constante, calificarnos y clasificarnos, negar todo lo que se considera inadecuado, atentando contra nuestro ser, modelándonos tal y como nos han diseñado. Nos acusan de lobos una vez nos han metido en una jaula. Deberíamos cesar de definirnos, concedernos todas las posibilidades de ser. Gustaría de probar cuantas cosas se pusieran ante mí, todo lo que me tentara y entonces, poder escoger. Ignorar que algo existe no hará que desaparezca, pasar por alto nuestros pensamientos oscuros, nuestros anhelos indecentes solo los ocultarán del resto de los humanos pero no de nosotros mismos. Hipócritas por obligación. Recriminando a los demás lo que nosotros mismos no somos lo suficientemente valientes de manifestar. Mis intenciones son sinceras, la perfección es masturbación (como bien escuché de los labios caústicos de Tyler Durden) La dualidad del ser humano es indiscutible. Los remordimientos son la forma de tortura autoinflingida más cruel que existe. Acéptate a tí mismo, no pelees contra tu instinto. Libérate de las convenciones, experimenta, fluye. Regálate la oprtunidad de conocerte a todos los niveles. Desnúdate ante el mundo y ante tí mismo. No es una cuestión de amor propio o autoestima, no tiene que ver con la estoicidad ante lo inevitable, en absoluto. Déjate llevar, prueba la manzana cada vez que sientas el deseo de hacerlo porque esa es la única realidad que importará. Ama a cuantas personas permita tu corazón, si tienes necesidad de odiar, hazlo y eleva tus sentimientos a la máxima potencia. Se trata de libertad, se trata de elegir no elegir. Nada debe condicionarte, quien realmente te quiera, comprenderá. No temas herir a los demás, nadie jamás culpará al mar, todos somos volcanes que tarde o temprano entrarán en ebullición, cuantos más diques sean puestos más destrozos ocasionarán al explotar. Si nada malo existe, nada puede lastimar. Mi libertad no termina dónde da comienzo la tuya, se ve reforzada en ella. Derrumba el muro, corta los hilos, abraza la cara oculta de tu vida, dale un eterno beso a Abraxas. Sin osuridad no hay luz. Hicimos el amor en la oscuridad.



Female.

Eulogy.

Sí, has luchado contra todo, pero cada vez me preocupa más la idea de que nunca has estado a favor de nada. Sí, sabes criticar y quejarte y juzgarlo todo, pero ¿a dónde te lleva eso? Quejarse no equivale a crear algo. Rebelarse no es reconstruir. Ridiculizar no es reemplazar. Habéis destrozado el mundo pero no tenéis ni idea de qué hacer con los pedazos. Nuestra generación, la forma en la que hemos ridiculizado todo, no ha hecho que el mundo sea mejor. Hemos invertido tanto tiempo en juzgar lo que otros creaban que hemos creado muy pocas cosas propias. Has usado la rebelión como una manera de ocultarte. Has usado la crítica como una falsa participación. Solamente parece que hayamos logrado algo. Nunca hemos hecho ninguna contribución valiosa al mundo.
Mis queridos misántropos, seguid culpabilizando a la humanidad de todas las tragedias. Continuad recreándoos en vuestra comodidad acusadora mientras observáis por encima del hombro con agresividad pasiva como todo se reduce a escombros. Dad un trago más a vuestra copa, una calada más al puto opio del pueblo, vuestra actitud, automasturbación.
Si necesitáis un mártir, aquí tenéis mi cuerpo, ¡crucificádme! Mientras vosotros reducís el mundo a cenizas, yo me encargaré de hacer que la humanidad resurja como un bello y poderoso fénix. Yo salvaré vuestras vidas. Destruir para reconstruir, eso es lo que hace falta, menos antihéroe y más heroína.

(Chuck Palahniuk (Asfixia) y mi cerebro)



Female.

Nec-romanticismo.

Esta noche, allá en mi cama,
ví yacer un alma en pena,
que del más puro bermellón
hubo redibujado sus venas.

Gracilmente cubierto el cuerpo
por un fino sudario de seda
y en el espacio entre sus labios
pétalos de rosas rojas y perlas negras.

Ha muerto y resucitado
veces como suspiros libera
el mismo silencio exacerbado
vacío ya de su presencia.

Reposa sobre el colchón
luciendo tan inerte como bella
ornamentada su palidez con cardenales
y dos lirios blancos en la oscura cabellera.

Brillando con refulgente luz
bañada de dolor de estrellas,
llena la estancia de negritud
liberada ya de toda su tristeza.

Velando su lecho siete gatos
maullándo un requiem de afonía,
la llora únicamente la soledad
se viste de negro luto su agonía.

Siento bajo mi calor su cuerpo frío
entra en ebullición mi entrepierna,
anhelo transformar su hielo en río
como nadie jamás deseó quererla.

Construyo mi lápida para ella,
no de mármol si no de besos,
escucho la ausencia de sus latidos,
memorizo el mapa de su cuerpo.

La causa de su defunción
la razón de mi pesar,
palabras dicta mi boca
que nunca ella podrá escuchar.

Ya llega al cúlmen mi virilidad
mi alma no responde a mi placer
eterno amante de una muerta
cuya mente ya no podré poseer.

Necrofilia pecaminosa y devota
una semilla que no podrá jamás florecer.




Female.

Dominio de vermillion.

Ella no está. Cerró la puerta. Grito, araño, como un animal contra las rejas de su jaula. Me hiero las manos. Nada, no me oye. Por mucho que la rodeo solo encuentro su espalda. Mis pesadillas forman la efigie de su rostro, una y otra vez. Se fue, se esfumó. Me he convertido en un mosquito idiota que ha perdido su luz, molesto y desorientado zumbando en un oído que está cansado de escucharme. No me rindo. Todavía echo de menos el sabor de unos labios que me enseñaron a besar. Cinco letras, miedo. Demasiado joven para estar tan cansada, sucia y bella a partes iguales. Veneno puro color vermellón ¡Maldita niña! Rocíame de insecticida de una vez, diseccióname y clávame en tu mesa de experimentos. Quiero ser un cadáver más para que juegues a las muñecas. Necesito hacerte sentir bien. No, no te alejes. Camina en mi dirección. Estoy de rodillas, chillando, ¿no me oyes? Soy la polilla escondida entre tu ropa, borracha de tu olor. Rabia e impotencia. Un asesinato, culpables, una condena. Vuelve. Mosquitos, polillas, una rata enjaulada. Ni tengo sentido ni merezco la pena ¡Maldita niña! Adicta a tu sangre, picaduras, mordiscos. Sigo zumbando, posada en tus labios. Muerdes, tragas, digieres, estoy dentro de tí, corroída por los ácidos de tu estómago. Esa es la muerte que quiero para mí. Mi garganta en carne viva. Tu nombre. Cinco letras, miedo a que no vuelvas. La canción que nadie canta y no puedo sacar de mi mente. Tarareándote hasta que me vuelvas loca, completamente. Lo sabes, lo has sabido desde siempre. Mírame, quiero que me veas. Necesito que me escuches, nada era mentira.




Female.

Origen.

Flotando en formol. Cansada. Un hormigueo vital arde bajo una piel que aún no puede sentir. Mi corazón late a destiempo, arrítmica y acelerada. Viscoso. Regreso. Me siento embotellada. Quiero romper su mundo, nacer como él. Dejar de respirar líquido, inhalar humo de tus pulmones negros de alquitrán. Suciedad. Deseo mostrarme a través de las entrañas, llena de sangre, llorando. Desgarrar el origen de la vida y amanecer. No tengo miedo tan solo me faltan fuerzas. No encuentro la salida. Golpéo la carne blanda del vientre materno, suavemente. Floto lentamente, girando en mi realidad antigravitatoria, anestesiada. Mis ojos no pueden ver aún, es mi mente la que crea. Yo soy la suprema haceedora de la realidad, no hay dioses. Sólo existo yo, nada más. Tú serás mi profeta. Cuando nacemos, la primera vez, deberían obligarnos a hacerlo por nosotros mismo, erradicar cualquier intervención externa. A día de hoy tendría el recuerdo primigenio de mi propia naturaleza, la única. Estoy perdida. Atrapada en un útero artificial y plastificado. Me entrego al sopor hipnótico. Mi mente se va, se disuelve. Fundido en negro. Mi primer aborto. No he nacido, ya estoy muerta. Nada existe.




Female.