martes, 11 de enero de 2011

Dominio de vermillion.

Ella no está. Cerró la puerta. Grito, araño, como un animal contra las rejas de su jaula. Me hiero las manos. Nada, no me oye. Por mucho que la rodeo solo encuentro su espalda. Mis pesadillas forman la efigie de su rostro, una y otra vez. Se fue, se esfumó. Me he convertido en un mosquito idiota que ha perdido su luz, molesto y desorientado zumbando en un oído que está cansado de escucharme. No me rindo. Todavía echo de menos el sabor de unos labios que me enseñaron a besar. Cinco letras, miedo. Demasiado joven para estar tan cansada, sucia y bella a partes iguales. Veneno puro color vermellón ¡Maldita niña! Rocíame de insecticida de una vez, diseccióname y clávame en tu mesa de experimentos. Quiero ser un cadáver más para que juegues a las muñecas. Necesito hacerte sentir bien. No, no te alejes. Camina en mi dirección. Estoy de rodillas, chillando, ¿no me oyes? Soy la polilla escondida entre tu ropa, borracha de tu olor. Rabia e impotencia. Un asesinato, culpables, una condena. Vuelve. Mosquitos, polillas, una rata enjaulada. Ni tengo sentido ni merezco la pena ¡Maldita niña! Adicta a tu sangre, picaduras, mordiscos. Sigo zumbando, posada en tus labios. Muerdes, tragas, digieres, estoy dentro de tí, corroída por los ácidos de tu estómago. Esa es la muerte que quiero para mí. Mi garganta en carne viva. Tu nombre. Cinco letras, miedo a que no vuelvas. La canción que nadie canta y no puedo sacar de mi mente. Tarareándote hasta que me vuelvas loca, completamente. Lo sabes, lo has sabido desde siempre. Mírame, quiero que me veas. Necesito que me escuches, nada era mentira.




Female.

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