martes, 22 de marzo de 2011

Las bailarinas.

Y allí estaban ellas, medias color carne, mallas de licra y faldas de gasa, rascando y partiendo las suelas de las zapatillas de punta que en un instante pasaban de nuevas y lustrosas a suyas. Unas, enrollando sus melenas y atestando certeras estocadas con sus horrquillas recogiendo su pelo en pulcros moños; las otras, embadurnando de pegajosa resina blanca sus pies mientras ajustaban los lazos de las puntas a sus tobillos; riendo, charlando o concentradas, todas ellas preparándose para comenzar la clase. Calentaban y estiraban sus entumecidos y adormilados cuerpos con concienzudos ejercicios esperando pacientemente el inicio. La profesora irrumpía súbitamente en la sala y las jovencitas se disponían raudas en formación alrededor de las barras. Las había de todos tipos: altas, bajas, delgadas como sílfides y más curvilíneas, caras de corazón y angulosas facciones, algunas presumían de hiperestensión, empeines o perfecto en dehors. Todas muchachas, todas jóvenes. La señorita daba la señal y el aula forrada de espejos comenzaba a ser invadida por las más bellas melodías de Tchaikovsky o Brahms mientras que las chicas, como embrujadas, se movían armoniosas y acompasadas, ajustadas en su peana como muñecas de porcelana en sus cajas de música. De cuando en cuando se oían correcciones y llamadas de anteción, risitas adolescentes o susurros cómplices. ¡Y cambio! Los movimientos se sucedían: pliés, tendus, ron-de-jambes, port de bras... Primero a la derecha y luego a la izquierda. Incluso en su torpeza e inexperiencia de alumnas noveles parecían gráciles y bellas. De pronto el hechizo se desvanecía y un torbellino negro y rosado abandonaba sus posiciones y se colocaba en formación frente al espejo principal, pasaban el centro. De nuevo la música envolviéndolas, acunándolas y ellas, como marionetas, danzaban en Do sostenidas por invisibles hilos. La clase llegaba a su fin tras las diagonales, la improvisación y los pequeños pasos a dos. Las niñas más aventajadas se quedaban al final de la clase para pasar sus variaciones y someterlas al juicio de su maestra, las principiantes se agolpaban en torno a ellas, obnubiladas y maravilladas ante aquellos prodigios que algún día esperaban emular. Pequeños ratoncitos observando la muerte del cisne. Cautivadoras. Una vez extasiadas sus admiradoras y recibidas las críticas, las jóvenes abandonaban la sala rumbo al vestuario, los pies sangrando, las uñas rotas, los músculos entumecidos y agarrotados, sudorosas y con las piernas y los brazos aún temblando por el esfuerzo. Sublimes. Al final de cada día la profesora solía decirles algo: " En la danza hay dos cosas fundamentales: la técnica y la expresividad, ambas básicas y cruciales, que solo pueden conseguirse a base de empeño, horas de trabajo duro y pasión por lo que se hace. Pero, en ocasiones, ocurre que hay ciertas personas con ángel, elegantes, emotivas, hermosas en cada movimiento. Eso, queridas niñas, no es algo que pueda ser enseñado. Luchad por ello y disfrutad con ello". Estas palabras les servían a ellas para continuar tarde tras tarde asistiendo a clase y dejando sus fuerzas y esperanzas en el gastado suelo de tarima de la academia. Levantándose de las caídas, esforzándose en la limpieza de su ejercicio y vibrando como notas musicales en una enorme partitura. Todas sabían que probablemente ninguna de ellas llegaría a dedicarse profesionalmente al mundo de la danza, no les importaba. Bailar era escribir con movimientos, cantar con la muda voz del alma, pintar usando los pies como pinceles y la pasión como pintura... Bailar era su vida. Por un efímero instante eran hermosas como titilantes estrellas en el firmamento. Gráciles como aire, sagradas como la tierra, fluían como el agua y ardían en llamas. Por un segundo sus pies no tocaban el suelo y sus brazos se hacían bruma entre sedas y algodones. El calor de la piel empapada en sudor, la tensión de los tendones y la contracción de los músculos, fuertes, precisos, casi mecánicos, camuflada por la etereidad de su allongé y la inmensa hermosura de su porte y su presencia. Y yo las veía, ajenas a mis ansias de unirme a su mágico ritual mitad divino, mitad pagano. La fusión entre el cuerpo y el ánima, la esencia. Arte. Las bailarinas. ¡Cuánto lo echaba yo de menos!





Female.

jueves, 17 de marzo de 2011

Desconocidos.

Jueves. Una mujer sola. Así deberían empezar estas líneas pero comenzarían con una mentira y esa no es manera de escribir una confesión. Diría que no estamos a jueves, al menos ella no. Vaga por alguna clase de vacío temporal. No es una mujer, aunque podría serlo, es una joven, una chica, una niña. Hay algo de cierto en esta primera introducción, está sola. Me gusta como camina, cimbreante, como si no tuviera nada que perder porque o tal vez no tenga nada o quizás ya lo haya perdido todo. Puede que ni siquiera sea capaz de ver que aún le quedan cosas. Sus brazos caen a los lados de su cuerpo y se balancean dulcemente al ritmo de sus andares. Su mano izquierda roza el vuelo de su falda roja y la revuelve a cada braceo como una bailarina en una casual y descuidada coreografía. No es muy alta y no tiene un cuerpo bonito. Es extraña. Desde que la he cruzado no he visto otra cosa que la espalda de su chaqueta de cuero y ahora la sigo. Tiene el pelo largo y oscuro, también baila al son de la melodia que solo su cuerpo parece escuchar. Si me acercase más podría oler su perfume, presiento que lo lleva y que huele especialmente bien. Ella se gira, tan solo por una diminuta fracción de segundo, precedida por su espesa cabellera, la imagen me abruma. No es especialmente guapa, al contrario, pero hay algo en ella que me resulta hipnótico, tal vez la extrema tristeza que desvelan sus facciones. Creo que oculta algo más, el resto de las piezas del puzzle. La adelanto por la izquierda y permanezco a su paso. Huele a luna, deliciosamente bien. Analizo su rostro, están tan abstraída que sé que no me advertirá. Me llaman la atención sus cejas, su forma es limpia y sencilla aunque sinuosa, están contraídas en un gesto involuntariamente melancólico. Lleva maquillaje, sé que si la tocase tendría el rostro frío y suave, podría notar el tacto liviano de los polvos cubriendo su carne. Hay algo muy armonioso dentro de la disonancia de su cara, su estructura osea parece casi perfecta. Su boca está entre abierta, como si un suspiro atascado impidiese que sus labios, excesivamente gruesos, se tocaran. Su boca es trágica. Los ojos no son nada del otro mundo, parecen oscuros, supongo que marrones. Lo fascinante es su mirada, carece de ella. Sin embargo, flotando un palmo por encima de sus pestañas imagino un antifaz negro que lleva escrita, con una dulcísima caligrafía, la palabra sufro. Tal vez su suspiro sea una súplica, bésame. Discreta, buen adjetivo para su nariz, puede que la curva sea excesivamente pronunciada en la punta. Está oscuro y no puedo ver con claridad nada más aunque la imagino. Estoy siguiendo a una extraña que, además, es extraña. Parece haber llegado a casa, se detiene. Duda, aunque solo con los pies, sobre si sentarse en el banco o entrar directamente. Saca las llaves del bolso y se decide a entrar. Al girarse me ve y me dirige una sonrisa, la más triste y por ello hermosa que haya visto en años. Desaparece tras la puerta del portal. No he conocido una belleza tan triste desde Marilyn Monroe. Me conmueve. Algún día algo o alguien terminará de destrozarla y ella se suicidará. Camino a casa pienso en ella y su historia. Si supiera pintar, la pintaría. Si tuviera una cámara, la retrataría. Si fuera valiente, me enamoraría de ella. Como no lo soy, la describo para no olvidarla. Quizás ya se haya suicidado y yo ahora mismo esté escribiendo sobre el cadaver de una chica que lloraba sin lágrimas. Deseo pensar que no es así. Este es el momento de las películas en el que la cámara deja de evocar el flashback que describe el narrador secuencialmente y aterriza directamente sobre la hoja rasgueada por el bolígrafo mientras los espectadores se encogen en sus butacas y se mentalizan para afrontar el final del cuento. Un cuento sin principio y sin acción. Solo personajes y posibilidades. Me gustaría haberla estrechado entre mis brazos, sintiendo el peso de su cabeza sobre mi pecho, mientras acaricio su pelo oscuro y le susurro que todo irá bien. No lo haré jamás. Somos aparatos de radio estropeados que, de vez en cuando, captamos la interferencia de alguna conversación privada, deberíamos cambiar de emisora pero optamos por sentarnos como espías y asistir a ellas, aunque queramos intervenir no podemos. Tal vez yo sea justo lo que ella necesita en este momento, lástima. Si ella fuese una flor la pondría a secar entre las tapas de algún libro y la enmarcaría en mi habitación. No hay nada más hermoso que la muerte de la belleza, ni nada más triste. El final de un cuento sin final. Solo personajes y posibilidades. Punto y aparte.



Female.

miércoles, 16 de marzo de 2011

2x1 en aburrimiento.

Estamos ante un artista del tedio, un ser humano tan rematadamente aburrido que resulta genial en serlo. Ya no quedan entradas para su próximo bostezo, todas vendidas. Su pasividad es contemplada como una obra de arte. Su discurso monótono y monotemático es escuchado con admiración siendo invitado frecuente en las reuniones más elitistas. El aburrimiento se hizo carne y tomó su forma, poco más se puede decir acerca de este malabarista del hastío. Cuando me hablaron por primera vez de él y de la elevadísima tarifa de sus servicios me costó mucho comprender qué había de deseable en su presencia, solo hizo falta echar un vistazo a mi alrededor para entederlo. Hoy en día, atiborrados de entretenimientos vacuos y aptos para toda la familia, no somos capaces de hacer nada por nosotros mismos. Nos hemos vuelto borregos estúpidos y sumisos dispuestos a aceptar cuanto nos echen encima. Estamos cabreados pero mucho más aburridos, frustrados. Sin embargo, habituados como estamos a obtener de fuera todo aquello que necesitamos y delegar cualquier responsabilidad en algún producto prefabricado hemos optado por privatizar el aburrimiento y convertirlo, de algún modo, en una exclusiva condición solo apta para los bolsillos más esnobs y los gustos más refinados. Ya no tenemos que sentirnos culpables ni fracasados mientras malgastamos nuestra vida sin saber qué hacer, la diversión está demodé, ahora lo que se lleva es estar bored. En el fondo tiene cierta coherencia, nuestra gran guerra es la lucha cotidiana contra el aburrimiento lo lógico era dejarse vencer. En este caso hemos optado por comercializarlo y darle una buena campaña de marketing que ha funcionado gloriosamente. A nadie le gusta pelear y mucho menos cuando lo aceptable socialmente hablando es perder la batalla. Lo curioso del asunto es que yo no dejo de encontrar a este tipo entretenido, toda la vida quejándome de la falta de estímulos y el más desalentador de los hastíos y resulta que para una vez que me ofrecen la posibilidad de solventar este tema metiéndome en la nueva ola global “in” yo caigo en la cuenta de que estoy aburrida hasta de aburrirme ¿Es que nadie más aquí echa en falta un poco de acción?
¡Ah! Lo olvidaba, si esto te ha resultado tan coñazo como parecía me debes 50 euros. Gracias por su compra y recuerde, el aburrimiento es la nueva pandemia, ¿acaso va usted a quedarse fuera?



Sí, lo sé, todos estamos aburridos pero aún no nos he visto hacer otra cosa que quejarnos. Somos jovenes de ochenta años. Dicho queda.




Female.

domingo, 13 de marzo de 2011

M-aullidos.

Aquella noche se dio cuenta de que no era una pantera. Era un gato. Una gata negra con los ojos castaños. Solía caminar lenta y sensualmente, aunque tropezase muy a menudo rompiendo su aura de elegancia lo achacaba a su salvaje instinto animal. Tenía una cola larga y sinuosa siempre en forma de misterioso signo de interrogación pero que ella sabía síntoma de sus contradicciones. Una critatura de la noche iluminada por la luz de las estrellas. Vagabundeando por calles frías, sucias y húmedas. No era una gata casera. Lo intentó un par de veces pero las paredes cálidas se convertían en una jaula y la llamada de lo inevitable susurraba melancólicos quejidos de violín obligándola a huir de nuevo. Condenada a la más dulce y triste de las soledades. Tenías las uñas como diamantes, aunque parecían limpias conservaban casi imperceptibles vestigios de luchas pasadas y heridas antiguas. No recordaba de quién era toda aquella sangre, posiblemente fuese suya. No poseía una penetrante mirada felina, tan solo dos ojos castaño oscuro. Eso la disgustaba profundamente. Iba en busca de caricias despistadas de transeuntes compasivos pero los niños no son buenos con los gatos callejeros. Invisibles. Supongo que saber cómo era nuestra minina no es verdaderamente importante, tan solo conservar el dato de que no era una pantera sino un gato, una gata. Esa noche, al caer de aquella cerca, comprendió que aquello no era el bosque. La gata estaba enamorada de un lobo al que conoció en un sueño. Ella asegura que fue real pero los lobos no viven en los callejones de las ciudades. Los lobos se sienten atraídos por criaturas majestuosas como las panteras no por extrañas gatitas oscuras. Supo que ya no podría volver a sentirse como una pantera. Solo quedaba la luna, distante, ausente y bella, el mismo satélite al que adoraban los lobos, allí para ella. Maulló su canción afónica y desesperada como cada noche. Súplicas que comenzaban como gemidos para acabar en llanto. No recibió ningún aullido en respuesta. Una gata cantándole a un lobo. Ridículamente hermoso. M-aullidos.

¿Jamás te has preguntado por quién llora el gato que se sienta en tu tejado?

http://www.youtube.com/watch?v=TPmuD3-36dM






Female.

jueves, 10 de marzo de 2011

Crónica de la muerte de Pegaso.

Su sangre es argentina como plata líquida. Lava metálica avanzando inexorable a través de su fría y bruna piel. Hay una muchacha a su lado, está callada pero aúlla con la mirada. Su piel pálida y desnuda está teñida por completo de su plateado fluido. No es hermosa. A pesar de que su tez es blanquísima ella parece oscura, aunque no negra, al menos no del todo. Su largo cabello castaño cae caótico cubriendo el cuello del animal que se debate entre estertores de muerte. La chica parece obcecada en atesorar cada gota del brillante líquido que se escapa a través de una de las grietas de la estructura mecánica de Pegaso. Su ala izquierda yace encojida con la voluntad de cubrir el cuerpo de la joven que tirita bajo el tacto del acero. Las lágrimas resuenan como gotas de lluvia en una tormenta golpeando el lomo de Pegaso. No puede dejarle morir. Sabe que sufre. Ella también sufre. Con sus delicadas manos arranca las herraduras de los cascos, oxidadas, colocando una de ellas en su muñeca izquierda. El animal resuella como un viejo fuelle tratando de avivar las últimas brasas de una hoguera resignada a apagarse. Se muere. Pegaso recoje su ala y acerca el cuerpo de la doliente muchacha a su casi inerte figura. Ella está aún más fría que él. Reluce plateada. El último aliento de vida huye de los labios de Pegaso para aterrizar en los suyos brillantes y devotos. Sus ojos gritan de rabia pero su boca destila una dulzura carnal y enfermiza. Sin dramas, sin agonías, la chiquilla sube a horcajadas sobre el cadaver y arranca una de las finas planchas de acero pulido de la cabeza de Pegaso, la besa con un amor tan puro y genuino como su dolor y se atraviesa el pecho con ella. Cae desplomada sobre los restos del animal. Sus sangres se difuminan en un único río. Ella sabe que no hay vida sin él. Morir por él antes que vivir por nada. La dama de la oscuridad tenía el alma blanca. La historia de La Dolorosa. Crónica de la muerte de Pegaso. Rojo metalizado.

http://www.youtube.com/watch?v=o5zYG3un6i0

http://www.youtube.com/watch?v=Szguyuzt5DI



Female.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Cápsulas de suicidio sabor canela (II)

8.- Te quiero tanto que he perdido la cabeza por tí - dicho esto cayó desplomada y decapitada.

9.- Él afilaba como un gato sus uñas en el poste de sus piernas. No me rompas las medias- le pidió ella. Y él, obediente, le rompió el corazón.

10.- Le dijeron que el amor provocaba la sensación de tener mariposas revoloteando en tu interior. Al día siguiente encontraron 14 cadaveres, 13 mariposas monarca en su estómago y ella que murió de indigestión.

11.- No quería morir sola, el único remedio que encontró fue la inmortalidad.

12.- Siempre nos alejamos- dijo. Resueltas a acabar con el problema se serraron la una a la otra brazos y piernas. Allí permanecieron, como dos torsos, en el sofá. Aún más lejos.

13.- Necesito volver a sentir ese amor que se dispara como corrientes eléctricas- pidió. Esa tarde murió a causa de una sobredosis de electroshock.

14.- Nunca me ves- le dijo ella. En un acto desesperado arrancó sus ojos y se los dió a él. Cuando la vio por primera vez, a través de sus ojos, la dejó.

15.- Fumar perjudica gravemente su salud y la de los que están a su alrededor- leyó una vez en una cajetilla de tacabo. Como se encontraba muy sola comenzó a fumar para probar si tal vez así aparecería gente a su alrededor cuya salud perjudicaría. Les denunció por publicidad engañosa días antes de morir de cáncer de pulmón, sola.

16.- Estoy loco por tus huesos - afirmó. En pro de su salud mental y como muestra de generosidad ella se desembarazó de su estructura osea y enterró su esqueleto.



Female.

lunes, 7 de marzo de 2011

Terapia. Día uno.

-Quiero salir.

+ No puedo permitírtelo.

- ¿Por qué?

+ Porque han dicho que estás loco.

- Eso aún no lo entiendo del todo ¿Por qué? ¿Qué me hace tan distinto?

+ Bueno, mis años de experiencia me han hecho llegar a la conclusión de que la locura es una enfermedad ficticia. Verás, todo el mundo tiene pensamientos oscuros y sucios que le avergüenzan incluso ante sí mismo. Es decir, si cualquier ser humano considerado normal, e incluso yo misma, anotase en un cuaderno todos sus malos pensamientos y esa libreta fuese leída por otra persona probablemente le internarían. Estáis locos porque no sois hipócritas, habéis aprendido a aceptar tanto vuestra parte positiva como vuestra parte negativa. Vosotros asumís y, peor aún, manifestáis lo que los demás nos negamos incluso en nuestro fuero interno. En cualquier caso esa es sólo mi opinión profesional.

- ¡Vaya! ¿Es esa la única diferencia?

+ Sí, al menos yo no he encontrado otra.

- Entonces, ¿por qué nos mantienen encerrados si en realidad no estamos enfermos?

+ Lo cierto es que la mayoría de la gente no lo sabe y no podrían convivir con vosotros. Os ven como el reflejo de todo aquello de lo que reniegan y les asusta. Ellos son muchos y, por eso, te encierran a tí. Cuestión de espacio.

- Comprendo.

+ Ahora debemos volver a la celda, ¿de acuerdo Beta?

- Está bien. Gracias Eme.

+ No hay de qué.

-¿Sabes? Alguien debería decirles que si cortasen en pedazos a todas esas personas cabrían mucho mejor.

+ Sí, supongo que es cierto.





Female.

martes, 1 de marzo de 2011

Roses are red, violets are blue.

Me miras como si fuese hermosa. Dices que me quieres. Tienes una cara preciosa-aseguras. Yo me río. Tú te enfadas. Me gusta tu cuerpo-afirmas. Río más fuerte. Desesperas. No lo entiendes. Nunca entiendes nada. Yo me bajo el vestido y me quito la ropa interior. Estoy desnuda frente a tí. Tú te excitas. A mí me resulta curioso. También me excito. Repites que me quieres. La sonrisa no se borra de mi cara y crea arrugas a los laterales de mis mejillas. Susurras que estás enamorado de mí. Pareces tan seguro. Ingénuo. No me conoces. Nadie conoce a nadie. Nunca me has visto vomitar, no has entrado conmigo al baño, jamás has sido salpicado por la sangre sucia de mis intestinos ni has olido mi menstruación. No sabes quién soy pero me quieres. Tampoco has escuchado los pensamientos negros ni grises, no has besado el sabor de la bilis. Supongo que eso es lo normal. Ignoramos que somos humanos. Me resigno. Bonita sonrisa - añado. Así nace el amor. Regálame flores - te pido - me gusta cuando se pudren. No he tocado el pus de tus granos, desconozco el aspecto de tus legañas. Las tarjetas de San Valentín no están escritas con semen y escupitajos. No sabes que lloro. No estás enamorado de mi. Follamos, eso parece lo suficientemente puro como para hacerme sentir. Me he vuelto demasiado romántica.Tú sigues sin entender. Yo ya no me río.




Female.