martes, 10 de enero de 2012

Pachamama.

Soy la fuerza ancestral que regula la armonía entre todos los seres que pueblan la Tierra. Sí, me llamáis naturaleza. Desde el inicio de los tiempos soy la suprema encargada de mantener el frágil equilibrio que permite la sostenibilidad de nuestro planeta. He cometido muchos errores, sin duda alguna, porque al igual que vosotros, no soy perfecta mas es innegable que haciendo balance he desempeñado mi trabajo con gran maestría. Por desgracia, hay unas extrañas criaturas que egoístas y soberbias se han creído capaces de asumir ellas solas el control del desarrollo del ecosistema, trastocando inevitablemente toda mi labor. Jóvenes e inexpertos han tratado de adecuar el entorno a sus caprichos considerando que lo mejoraban y eludiendo la verdad de que sus antojos eran la condena de otros. No hay más que ver el modo en el que ellos mismos se tratan unos a otros, ¡qué ridícula forma de organización en la que para que tres puedan tirar comida, treinta han de morir de hambre! Apelando a la lógica de la que tanto alardean, y ya sea sólo porque tengo mucha más experiencia, intentaré hacerles ver las absurdas situaciones a las nos están conduciendo. Esta misma mañana, no he podido disimular mi vergüenza al decirles a los pájaros que no podían utilizar el cielo porque los aviones estaban volando en él. Hace un par de días, tuve que desalojar cientos de bancos de peces y explicarles que necesitabais las aguas del río para, sencillamente, almacenar vuestros desperdicios; eso sí, a cambio les ofrecíais recipientes de cristal en los que apenas pueden moverse y dentro de los que servirán como entretenimiento a niños y mayores. Cual no fue mi sorpresa al observar como seguíais vertiendo residuos en sus afluentes mientras construíais máquinas para potabilizar el agua, que a su vez, generaban más contaminación. A los pobre animales ya no sé cómo explicarles que son criados como productos en serie para ser asesinados y engullidos, privándoles de una vida en libertad en la que al menos poder luchar como iguales por la supervivencia. Y, más estúpido aún, mientras que encerráis a los animales, rociáis las plantas que ingeriréis con productos químicos que cumplan la función antes encargada a la fauna del lugar. Lo cierto es que me cuesta tanto comprenderos y respetaros... Me maldecís incansables cuando el mar se revela y seguís enfermando vuestros cuerpos con el cáncer de vuestras antenas. ¿Cómo explicarle a la capa de Ozono que pese a agujerearla todos los días, la necesitáis y no queréis que desaparezca? ¿Cómo explicar a los glaciares que tienen que dejar de derretirse mientras seguís haciendo que la temperatura global crezca? Talasteis los bosques y tapizasteis con cemento los campos para edificar ciudades de ladrillo y piedra, mientras que buscáis constantemente escapar de ellas en pequeños pueblos rurales. Con tanta contradicción, ¿cómo pretendéis que no enferme y aturdida destroce lentamente lo que antes protegía con esmero? Cuánta más agua desperdiciáis, más os preocupa la desertización y la ausencia de alimento pero, en lugar de comenzar a atesorarla y administrarla, inventáis vegetales de laboratorio. Y aquí me tenéis, hecha un desastre absoluto, tratando de reponerme al más mínimo respiro que me dais pero incapaz de conseguirlo. Este es mi pequeño llamamiento al género humano, más que una petición un intento de explicaros la situación en la que estáis y lo necesario del cambio si no deseáis que me vea obligada a abandonaros. Respetadme y podré ayudaros. Cuidadme y os cuidaré incansable. Como una madre que ama a sus hijos y, en su propio bien, se ve obligada a reñirles. Recordad, por favor, volved a los orígenes y dejadme ayudaros...




Female.

No hay comentarios:

Publicar un comentario