jueves, 8 de abril de 2010

Quemaduras de hielo.

Acerca los labios a un bloque de hielo y te quedarás pegado: la saliva de tu lengua se cristalizará inmediatamente al entrar en contacto con el frío, adheriendo irremediablemente cada una de las moléculas del pegajoso líquido bucal a la superficie congelada, contra tu voluntad. Una vez capturado en esta escarchada tela de araña, tienes dos opciones para conseguir de nuevo la libertad de la sin hueso: puedes aplicar el suficiente calor como para conseguir derretir el hielo, convirtiéndolo en fresca agua que fluirá sin oponer resistencias; O, por otro lado, tienes la opción de tratar de alejarte por la fuerza y arrancar de cuajo las capas superficiales de tu lengua, provocando la pérdida de gran cantidad de tus papilas gustativas y obteniendo un terriblemente dolorido y despellejado apéndice en el que aún quedarán vestigios de cristales de agua sólida.

Hermoso, brillante y transparente como un refulgente diamante, puro y delicado en apariencia, imponente y distante: el hielo.

A veces (con frecuencia) olvidamos que el hielo quema y sus quemaduras son mucho más peligrosas y persistentes que las que el alegre, vivaz y temido fuego puede ocasionar.


Nos resignamos a jugar con fuego porque sabemos que con el hielo no se puede jugar, solo perder.


Female.

2 comentarios:

  1. Sabes que? No me esperaba algo así..pero me ha gustado muchisimo, y la verdad que tienes razón solo jugamos con fuego porque con el hielo siempre sales perdiendo :).

    xoxo
    Sara.

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