jueves, 27 de mayo de 2010

Labios pintados, sábanas sucias.

Me siento volatil, lívida y ligera como un suspiro. El aire ha edificado una delicada pasarela para que mis pies no tengan que rozar el suelo. No sé si es una bendición o un castigo pero mi naturaleza me impide echar raices y anclarme a la tierra. Estoy condenada a errar por siempre jamás. Me desvanezco, la petit mort. Soy la mujer de humo, la mujer viento, la mujer de agua, la mujer fuego.

Lo único que quiero ahora mismo es yacer sobre tu cama desnuda y extasiada. Sentir los gemidos escaparse de mis labios humedecidos, como siempre, entreabiertos. Notar tus manos arañándome, tiñendo de carmesí mi piel de nieve. Fundir mi pintalabios con tu cuerpo, corrido en mi boca. Muérdeme hasta que se corte mi respiración. Lléname de heridas y cardenales, lámelos. Mi ropa desperdigada aleatoriamente por tu santuario. Ya no hay cines, baños o estaciones de tren. Tú friccionas y yo me fusiono. Me muerdo los labios para contener mis gritos. No quiero. Mis uñas rojas pierden el color en tu carne. Gimo. Muerdo. Tiemblo. Araño. Grito. Pierdo el sentido. Sexo. Me miras y te miro. Mis labios, mis labios, mis labios...

Necesito volver a sentir tu placer. Hacerte perder la cabeza, la dignidad y la razón. Obligarte al orgasmo. Encadenarte a mi cuerpo. Morir calcinada en tus brazos. Jugar contigo.

Dices que las mujeres son más hermosas desnudas mientras me subes el tirante del vestido.

Deja que te susurre al oido: quiero sexo.

Vuelvo a sentirme una puta.

2 comentarios:

  1. Aunque la zorra se vista de seda, puta se queda.
    No te cortas nada, I like it

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  2. Tenias razón, es increible el texto. Es una llamarada de fuego que cada vez aumenta de tamaño. Siempre el sexo, algo tan delicioso y que nunca se puede olvidar. (:

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