lunes, 7 de marzo de 2011

Terapia. Día uno.

-Quiero salir.

+ No puedo permitírtelo.

- ¿Por qué?

+ Porque han dicho que estás loco.

- Eso aún no lo entiendo del todo ¿Por qué? ¿Qué me hace tan distinto?

+ Bueno, mis años de experiencia me han hecho llegar a la conclusión de que la locura es una enfermedad ficticia. Verás, todo el mundo tiene pensamientos oscuros y sucios que le avergüenzan incluso ante sí mismo. Es decir, si cualquier ser humano considerado normal, e incluso yo misma, anotase en un cuaderno todos sus malos pensamientos y esa libreta fuese leída por otra persona probablemente le internarían. Estáis locos porque no sois hipócritas, habéis aprendido a aceptar tanto vuestra parte positiva como vuestra parte negativa. Vosotros asumís y, peor aún, manifestáis lo que los demás nos negamos incluso en nuestro fuero interno. En cualquier caso esa es sólo mi opinión profesional.

- ¡Vaya! ¿Es esa la única diferencia?

+ Sí, al menos yo no he encontrado otra.

- Entonces, ¿por qué nos mantienen encerrados si en realidad no estamos enfermos?

+ Lo cierto es que la mayoría de la gente no lo sabe y no podrían convivir con vosotros. Os ven como el reflejo de todo aquello de lo que reniegan y les asusta. Ellos son muchos y, por eso, te encierran a tí. Cuestión de espacio.

- Comprendo.

+ Ahora debemos volver a la celda, ¿de acuerdo Beta?

- Está bien. Gracias Eme.

+ No hay de qué.

-¿Sabes? Alguien debería decirles que si cortasen en pedazos a todas esas personas cabrían mucho mejor.

+ Sí, supongo que es cierto.





Female.

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